martes, 28 de junio de 2011

VIVES Y MUESTRAS ENTU VIDA A CRISTO?


La vida en Cristo no es fácil y más si observamos el entorno. Todos los días vemos, como los valores y principios dejados por Dios son ignorados deliberadamente. Si analizamos las palabras de Jesús en el evangelio de Juan: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también...” (Juan 14:12), vemos que lo que creemos y decimos, debe estar respaldado con nuestra vida, pues Dios nos habilita para hacerlo.
El apóstol Pablo era un hombre de compromiso y nos llama a imitarlo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” (1Corintios 11:1). Este hombre pasó de ser un Saulo para convertirse en un Pablo. De ser un religioso recalcitrante, para ser un celoso imitador de Cristo. De ser un defensor y esclavo de la ley, para ser un legítimo hombre de Cristo, sin abuzar de la libertad que en Él tenemos. “Un hombre de compromiso”.
Otro varón de Dios como lo era Juan, nos da muestra de obediencia y lealtad. Este hombre nunca quiso robarle la gloria a Cristo o usurpar Su puesto dentro del panorama de la salvación. Siempre se mostró en humildad, permitiendo que brillara Cristo y advirtiendo que él sólo era el preámbulo de aquello maravilloso que habría de venir. “pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11) Sin embargo, hoy vemos a algunos que quieren brillar más que Dios mismo.
No podemos ir por la vida sin la obra de Cristo en nosotros, o llamándonos seguidores de Cristo; pero permitiéndonos conductas livianas y claramente repudiadas por Él. “El que dice que permanece en él, debe andar como Él anduvo.” (1Juan 2:6) Tal vez podemos engañar a los que nos rodean con una conducta religiosa y de aparente piedad; pero Dios sí sabe lo que hay en nuestros corazones. Y siendo este el caso, Cristo hace declaraciones como esta: “Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Efesios 23:28).
En este punto vale la pena preguntarnos si somos realmente seguidores comprometidos de Cristo o si sólo somos religiosos; pues dice la Biblia que “cada árbol se conoce por su fruto...” (Lucas 6:44).
Si nos llamamos creyentes, debemos evaluar minuciosa y objetivamente nuestra vida a la luz de la Biblia y no con conceptos de hombres. Y si no lo somos aún, deberíamos contemplar seriamente la opción de recibir a Cristo en nuestras vidas y no sólo verlas transformadas hoy, sino por una eternidad.
PREGUNTA: Soy realmente un seguidor de Cristo?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 -