jueves, 26 de mayo de 2011

SOMOS PECADORES O LLEGAMOS A SER?



Cuando hablamos de pecadores, tenemos por delante un evidente rechazo a esta condición. A una persona se le puede plantear casi cualquier asunto que tenga que ver con Dios; pero nunca la posibilidad de ser considerado como un “PECADOR”.
Cómo?  Yo no robo, yo no mato, yo no soy como fulano de tal. Esto es lo que dice y hasta  se siente ofendido. Pero la Biblia es muy clara y muestra nuestra condición: “…Si bien todos nosotros somos como suciedad y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia;...” (Isaías 64:6).
Somos parte de una naturaleza caída. Somos hijos de Adán y como tal no necesitamos buscar ser pecadores, YA LO SOMOS!. “…Por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres…………….por la desobediencia de un hombre, los muchos fueron constituidos pecadores…” (Romanos 5:18-19).
La señorita de apellido Gómez, no necesita iniciar un proceso para llamarse hija del señor Gómez. Esto es algo que ya es de ella como todos los rasgos genéticos de su padre. De esta misma forma, no tenemos que formarnos como pecadores. Ya lo somos!. Los niños no necesitan ser instruidos en el mal. Esto es algo inherente al ser humano. Un individuo siendo aún un bebé de días, muestra que de continuo su tendencia es hacer el mal. Es rebelde, hace pataleta y siempre quiere imponer su voluntad. El trabajo será instruirlo para hacer el bien durante su crecimiento y no habrá necesidad de hacer el más mínimo esfuerzo para que haga el mal. Si esto muestra de bebé, qué podremos esperar cuando llegue a ser adulto? Suena drástico; pero es la verdad bíblica.
Sin embargo, qué difícil es aceptar esta condición por el orgullo y autosuficiencia en los que hemos sido entrenados desde el momento de nacer “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Salmos 51:5)
La Biblia es clara, cuando dice “No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1Corintios 6:9,10)  Pero que trabajo nos da aceptar que somos así.
De ahí la importancia de buscar una decisión por Cristo. Si por Adán somos pecadores y merecedores del castigo, por Jesucristo seremos justificados y constituidos hijos de Dios: “…Por que así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados…” (1Corintios 15:22).
Nuestro deber es tomar una decisión y creer: “…El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado…” (Juan3:18)

PREGUNTA: Ya tomó su decisión por Cristo?

MEDITELO!
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960