martes, 17 de mayo de 2011

CÓMO LLAMARLE A ESTO?



Sin pretender señalar o juzgar, porque no somos los indicados para hacerlo, encontramos cifras como estas:
-       Entre 1970 y 2004, el número anual de matrimonios por cada 1.000 mujeres adultas cayó en Estados Unidos cerca de un 50%. El número de solteros que cohabitan en pareja ha aumentado en las últimas cuatro décadas, y este aumento continúa.
-       ¿Sabía usted que se estima, que una de cada tres adolescentes en los Estados Unidos quedará embarazada por lo menos una vez antes de cumplir los 20 años?
-       Más de un millón seiscientos mil abortos quirúrgicos se practican en EE.UU. cada año. Por cada tres niños que son concebidos, uno muere a causa del aborto. El 92% de todos estos abortos son por razones que no están relacionadas con la violación, el incesto o la protección de la salud de la madre.
Estos datos han sido recopilados de diversas fuentes, teniendo como referencia el estilo de vida occidental en Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos.
Cómo podríamos denominar  a este estilo de vida?  Moderno,  sofisticado, de avanzada o simplemente como lo describe la Biblia: “Pecado”
“No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1Corintios 6:9,10); y  No matarás” (Éxodo 20:13)
Olvidamos que:
-       Cohabitar en pareja y el embarazo, sin que medie matrimonio es “fornicación”.
-       El aborto en español fácil de entender es “asesinato”.
Estas conductas encajan tristemente, dentro de estas breves referencias del mundo actual y la verdad es que no necesitamos pensar mucho en el tema, ni ser superdotados para ver claramente, que Dios las tilda de “PECADO” y las repudia.
Hemos dejado que el pecado nos inunde y crezca como bola de nieve al interior de nuestra sociedad. Todo esto con la voz pasiva de los que legislan en los gobiernos, y con algo más censurable que es la permisividad de los adultos al interior de nuestros hogares.
En el hogar, Dios ha puesto un sacerdote en cada padre (varón),  y éste tendrá que dar cuenta de lo que ha hecho de su vida, la de su esposa y la de sus hijos; y no es menos importante es la responsabilidad de la madre, que como ayuda idónea de este, un día también tendrá que responder por su contribución en el éxito o desastre de su hogar.
Ayer, los abuelos y los padres condenaban estas conductas; hoy las aceptan y las han incorporado a su forma de vida. Podríamos hablar de una sociedad enferma, con una doble moral, en la que se condena y persigue a los que quieren tener sus hogares como Dios manda; pero se hacen cómplices del pecado.
Hoy la prioridad está en conseguir un mejor salario, posición,  casa o vehículo; pero a nadie le duele el futuro eterno de sus hijos. Hoy el relajamiento está a la puerta y no tenemos que ir muy lejos para buscar ejemplos. Núcleos familiares  cercanos a nosotros lo viven y “que triste debe sentirse Dios”
Al comienzo de la reflexión de hoy, anotábamos que no somos lo indicados para juzgar; pero el señor Jesucristo, al que hoy podemos acudir como salvador, un día vendrá como juez y todos tendrán que comparecer ante su tribunal.
PREGUNTA: Será que Dios nos va a recibir en estas condiciones?

MEDITELO Y DECIDA YA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 -
National Marriage Project con sede en la Universidad Rutgers, Barbara Dafoe Whitehead y David Popenoe.