viernes, 15 de abril de 2011

FRENTE A LA MUERTE



Frente a la enfermedad terminal de un familiar y  su posible muerte, en la carne sentimos tristeza. Más cuando sabemos que esta persona no ha rendido  su corazón a Cristo, y somos conscientes de lo que le espera. Cuando el enfermo es creyente, a pesar del dolor  ante la separación, sabemos que este ser querido va a estar con Dios.
 Lo que si es cierto es que recibir o no a Cristo, es una decisión personal.  Dios se nos ha revelado a todos y en muchas formas; así que esta es una responsabilidad individual. “ He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta(su corazón), entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”(Apocalipsis 3:20)
 Dios ha dispuesto las cosas, para que todos tengamos acceso a la salvación en Cristo. ”.. Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efesios 1:4,5).
Pero como creyente, qué tanto confió en el plan soberano de Dios para mi familia? Dios nos ha dicho que: “ El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí....”(Mateo 10:37). Le he entregado mi familia a Dios? Únicamente cuando yo descanso en  Dios, cuando muestro  confianza en sus promesas, es cuando doy carta abierta, para que Él actúe con libertad en ellos. Si le reciben o no, esto ya está fuera de mi voluntad y tiempo.
Todo lo que permite Dios en nuestras vidas tiene un propósito. Y siempre orientado a lograr algo del enfermo o de su entorno familiar en este caso. Tal vez algún corazón se incline a Dios a lo largo del  proceso o más tarde como producto del mismo.
Dios lleva una eternidad esperando por nosotros. Sin embargo, Él es paciente:”El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
Es importante tener en cuenta que el plan de Dios también tiene su límite de tiempo y esto está establecido desde antes de la fundación del mundo. No obstante, habrán muchos que lo rechacen; pero esta, "será su decisión.” El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”(Juan 3:18). No importando la respuesta de los que nos rodean, es nuestro deber compartir este mensaje y  confiar  en  que Dios hará la obra.
PREGUNTA: Esta confiando usted en ese plan de Dios?  
MEDITELO Y DECIDA YA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 -