jueves, 28 de abril de 2011

CUIDADO DEL CUERPO II




Hoy queremos seguir con otro aspecto, determinante en el resultado de ese cuidado. Vale la pena retomar este versículo: “No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16). Si una persona con un poco de sentido común se abstiene de permanecer en una casa sucia, con más razón lo va a hacer Dios.

Qué hacemos en el día a día, para mantener nuestros cuerpos libres de sustancias dañinas o apartados de livianos estilos de vida?. Estamos haciendo de nuestra  vida algo agradable y productivo para Dios, nuestra  familia y la sociedad?.

La Biblia es clara cuando dice: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6:9,10)

Teniendo en mente este texto, persistiremos en pensar que la vida de hoy con sus excesos agrada a Dios?.  El alcohol, el cigarrillo, las drogas, la glotonería, la vanidad, las cirugías plásticas, los tatuajes, el adulterio, la fornicación, la homosexualidad, la masturbación, la pornografía y otras muchas formas de pecado, claramente rechazadas por Dios, van a crear una brecha entre Él y nosotros.

Comportamientos tolerados y hasta legalizados por las altas cortes de los gobiernos de hoy, sin tener en cuenta a Dios o mirar el  caos al que nos dirigimos. La verdad es que no importa, mientras todo esto por malo que sea, pague los impuestos respectivos.

No hay que ir muy lejos para verlo, pues en varios de los hogares que nos rodean encontramos permisividad de los padres con sus hijos, que toleran conductas como la falta de respeto a ellos mismos o la práctica de cualquiera de las antes mencionadas.

Cómo cuida usted su casa y cómo lo hace con su cuerpo, pues esta es una misma pregunta para Dios. Permite usted en su casa, licor regado por el piso, colillas de cigarrillo en los muebles, rayones en las paredes, muros sucios o perforados y otras cosas que dañen su aspecto?.

Creo que su respuesta es NO, así como tampoco recibiría una visita en esas condiciones y menos la de Dios. Será que el Espíritu Santo puede habitar en una casa así; y qué piensa si le digo que nosotros somos el templo que Él habita cuando aceptamos a Cristo en nuestra vida?.
Cuerpos dados en calidad de préstamo, convertidos en guiñapos humanos por estos excesos; sucios, degenerados, tirados en la calle o viviendo en mansiones; pero en clara rebeldía con lo expuesto en la Biblia.

Debemos asumir una posición responsable y cuidarlo para presentarlo delante de Él; pero en santidad, y no en aspecto solamente. “…que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).



PREGUNTA: Cree usted que podría presentar su cuerpo a Dios hoy?

MEDITELO Y DECIDA YA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 -