No sabemos hasta donde es usted consiente de la bendición o la maldición, del favor o el rechazo de Dios para su vida. Por años hemos escuchado a través de la religión, sobre un Dios que es misericordioso.
Indudablemente lo es, pero esto se ha convertido en una puerta al infierno al subestimar el carácter del Señor. Y no se trata de que Él es una persona irascible, malgeniada o intolerante.
Debemos partir de una base bíblica, Él es “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir” (Apocalipsis 4:8). Cuando hablamos de Dios, no estamos hablando de cualquier ídolo de madera, arcilla, beato o religioso; nos referimos a Alguien en cuya santidad no debería siquiera mirarnos.
En ese orden de ideas, cuando nos enseñan a un dios con minúscula, así mismo habrán de ser nuestras vidas y hechos. Desobedientes, mediocres y faltos de respeto, temor y con una tendencia natural hacia la anarquía.
Ojalá pudiéramos dimensionar esa gran brecha que hay entre lo bueno y lo malo en términos de Dios; lo frio y lo caliente como para no quedarse en la mitad “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:16).
Sólo pensar en ser vomitado por nuestro Creador nos eriza la piel, que más será estar despojados de Su favor. Ejemplos tenemos de personas que en principio lo han tenido, y cómo un buen se apartan “Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco” (1 Samuel 2:30).
Este fue el caso del primer rey de Israel, un Saúl que sin merecerlo fue llamado para gobernar el pueblo, pero que en su obtusa desobediencia fue desechado. Se trata de “Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (Isaías 1:4).
Y si esto ha pasado con el pueblo elegido, qué podemos esperar para la gran mayoría de nosotros, pueblo gentil (no judíos). Es tema de reflexión saber quiénes somos y en qué estamos.
Vamos a seguir jugando a la religión que a todo dice si?. Si al sexo libre, a la homosexualidad, a la corrupción, a la mentira, a todo.
REFLEXIÓN: No sólo es decir que creo en Dios, se trata de reconocerlo como tres veces Santo!
REFLEXIONAR TRANSFORMA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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