Cada vez que se habla de pecado en la vida del hombre, se acude a la excusa más antigua del mundo. No sé si usted recuerda cuál fue la respuesta de Adán al ser confrontado con su desobediencia y pecado “Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera, me dio del árbol, y yo comí” (Génesis 3:12).
EL asunto no quedó ahí, a ella tampoco le costó hacer lo mismo “Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí” (Génesis 3:13); y esto sigue siendo la constante cuando somos confrontados por nuestras acciones.
En casa, en el estudio o en el trabajo, inclusive dentro de la iglesia; no importa si tenemos cinco, quince, treinta o noventa años. Siempre tenemos una excusa y la responsabilidad nunca será nuestra como para asumirla y pedir perdón.
En otras palabras, la respuesta a un eventual juicio de parte de Dios, estará basada en una excusa o en otra mentira y nada, nada podrá eximirnos de la culpa. Tal vez podamos engañar con mentiras a todo nuestro entorno, pero no a Dios.
Por una parte el Señor tiene la perfecta lectura de nuestro corazón, no sólo del mío, del de todos y cada uno de los seres humanos y en todas las generaciones. Reflexione sobre el Todo Poder que tiene el Señor y su exigua capacidad para engañarlo.
Este no es un asunto para subestimar, se trata de que no importando a lo que estemos acostumbrados en el mundo y esto incluye hasta las más encumbradas cortes o autoridades de la tierra, a Dios nadie lo va a engañar “No os engañéis; Dios no puede ser burlado” (Gálatas 6:7).
Todos, absolutamente todos mentimos y que pena si se da por aludido, pero esto es algo inherente a su condición de caído. Cuando usted miente, cuando usted adultera, no es algo que viene de fuera “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre” (Marcos 7:15). No obstante esta no será una excusa y para esto Dios ha dado un solución: Cristo!
Para cerrar, siempre le invitamos a leer el contexto de estos versos en la Biblia, no se limite a leer, a comer entero y creer, confirme a la luz de la Palabra completa lo que decimos, pues con versos sacados de contexto se sigue llevando millones al infierno.
REFLEXIÓN: El pecado no está allá fuera, vive en nosotros y con nosotros!
REFLEXIONAR TRANSFORMA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTIR PALABRA HACE LA DIFERENCIA!