martes, 26 de marzo de 2024

ESCRITO

Ahora mismo cuando me disponía a escribir, me encontraba con el poder de esta palabra, escribir. Recuerde que el hecho de que algo lo esté, es de vital importancia, porque lo que no está escrito no vale.

Pero regresando en el tiempo, había algo que tenía igual o más valor y era la palabra. No hacía falta nada más, la gente descansaba en que la palabra dada era ley y esto implicaba un compromiso demasiado importante para el que la empeñaba.

Hoy nada esto ya es importante, la palabra y lo escrito ha sido reemplazado por nada, y en ese orden de ideas ya no se le cree a nada de esto. Si hablamos de algo muy importante para el creyente como la Biblia, nos encontramos con que la gente la subestima e ignora.

Y quién le dice a usted que esa es la palabra de Dios, le dicen a uno para refutar un principio o un mandamiento. Ha perdido tanto precio, que ya ni siquiera lo que está escrito vale, esto ha sido reemplazado por nada.

Asunto muy contrario a lo que el mismo Señor expone y a lo que le da toda la importancia del mundo. De hecho, esta Palabra es tomada como la autoridad final y muy contrario al valor que el hombre le da en la actualidad.

No exageramos si decimos que usted la va a encontrar más de ciento cincuenta veces en la Biblia, y esto es muy diciente para el contexto que nos ocupa. El mismo Señor Jesús la utilizo como lo que es, un calificativo de autoridad frente al enemigo.

Y si Él la empleo, será que no es importante?. Es todo un tema de reflexión tanto para el creyente, como para el incrédulo. Para el primero como un arma de defensa frente a cualquier evento y para el segundo, porque todo el que niegue la autoridad de  la Biblia será tratado de igual forma.

“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10).

Este es apenas uno de los múltiples ejemplos de la utilización de esta palabra, que será la base para la salvación o la condena de muchos. Para Dios la Palabra y lo escrito siempre tendrá validez.

REFLEXIÓN: Si para usted la palabra o lo escrito no vale, para Dios sí!

REFLEXIONAR TRANSFORMA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡COMPARTIR PALABRA HACE LA DIFERENCIA!