Cuando estudiamos las razones que llevaron, a que Dios no permitiera a Moisés y a Aarón entrar en la tierra prometida, nos encontramos en el relato bíblico con algo que no parece relevante, pero que lo dice todo.
“Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua…” (Números 20:8). Vemos que el Señor fue sumamente claro a pesar de la brevedad y ellos hicieron lo contrario.
Les dijo que hablaran a la peña, no que le preguntaran al pueblo si esto era posible “…y les dijo: !!Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?” (V:10). Es importante ver que sólo el cambio de sentido en una instrucción puede hacer la diferencia entre poner a dudar al pueblo o darle la gloria a Dios.
La peña dio agua, pero pareció más obra de hombres o de la naturaleza que de Dios mismo. Todo hubiera sido más fácil si ellos se hubieran limitado a hacer lo que el Señor ordenó. Ya lo habían hecho en Egipto, ya lo habían hecho en el desierto o para cruzar el mar Rojo.
Nunca debieron vacilar o cambiar las palabras entregadas y esto les valió salir del programa de Dios para la tierra prometida. Si esto ocurrió con dos fieles servidores del Señor como Moisés y Aarón, qué nos podría pasar a nosotros.
Por fortuna el plan de Dios contempla en este tiempo y para los que hemos creído, unas condiciones totalmente diferentes, aunque nunca laxas con el pecado. Es motivo de temor y temblor para mí fallarle al Señor.
Razón para exigirme en las luchas del día a día; son muchas y a veces exiguos los resultados. Un día estaré frente a Cristo en su tribunal y pasará delante de mí la película de mi vida como creyente.
Ya no veré la pasada del incrédulo, ya no tendré que enfrentar juicio por mi vida pasada y que quedó sepultada por el sacrificio de Cristo; pero sí tendré que responder por todo lo que pensé, dije o hice como hijo de Dios.
La responsabilidad es mucha y para esto encontramos otro verso “Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?” (Mateo 21:40). No perderemos Su salvación, pero si nos habremos perdido de muchas bendiciones con Él.
REFLEXIÓN: Un pensamiento, una frase o una acción harán la diferencia!
REFLEXIONAR EDIFICA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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