jueves, 13 de mayo de 2021

SOBRE QUÉ

Alguna vez se ha sentido defraudado? Por algo que no cubrió sus expectativas o por alguien que simplemente no cumplió, yo sé que sí. En cosas que había calculado meticulosamente o de personas de que nunca lo hubiera esperado.

Esta es una de las razones por la que el hombre común no cree en la sencilla, pero poderosa palabra de Dios. Esta tan acostumbrado a sufrir decepciones, y supone un imposible algo tan estructurado como el tema de Dios.

Es ahí donde sólo la fe sencilla es necesaria. Es ahí donde Dios examina los corazones y ve de qué calibre son. El creyente no es de una raza especial o con unas características excepcionales, es simplemente un ser humano.

La fe del creyente descansa sobre la sencilla verdad de Dios. Una verdad tan fácil de digerir que no necesita preparación alguna para recibirla. Se está tan acostumbrado a estudiar para acceder a algo, que ya lo sencillo no encaja.

Dios no se puede negar a sí mismo y si vemos o leemos Sus hechos, nos encontraremos con que no puede mentir, no puede engañar; simplemente no podría ser. Son tantas las evidencias que sólo el que no quiere oír logra ignorarlo.

El creyente está convencido plenamente de que Dios es poderosos para cumplir, y qué más evidencia que todo lo que ha hecho a lo largo de la historia humana. No sólo lo dice la Biblia, lo relata la historia y esta ha sido recopilada por el mismo hombre.

Dios nunca ha dejado de cumplir una promesa, y buena o mala para los hombres, Él no deja de cumplirlas. Prometió bendición para su pueblo y la vemos en cada etapa de su historia; pero también prometió maldición para la tierra y la sufrimos hoy.

Entonces sobre qué o quién descansa su esperanza, sobre un nuevo proyecto, otro día, un mejor trabajo, el año nuevo, la esposa, los hijos, un socio rico o las promesas del gobierno?. Nada de esto lo va a satisfacer y se lo puedo asegurar, la Palabra lo confirma.

Es por esto que Dios espera que nos acerquemos como niños, confiados, inocentes, incautos y limpios de corazón. Qué terreno más fértil que el corazón de un niño?. A uno de estos se le puede engañar con facilidad, pero se le puede dar esperanza con la sencillez de una promesa.

Sobre qué o quién está cifrado su futuro, en la religión, en el dinero, en la gente; Dios nos recuerda de que seremos objeto cuando descansamos en el mundo “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová” (Jeremías 17:5).

REFLEXIÓN: La esperanza de hoy es finita, la de Dios eterna!

REFLEXIONAR EDIFICA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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