En la vida del ser humano siempre
surgen dos caminos a seguir, el indicado y el desafortunado camino al mal.
Cualquiera que sea el momento de la vida habrá decisiones y la forma de
asumirlas determinará un resultado.
La vida familiar, de estudio, sentimental,
laboral y por obvias razones la espiritual serán producto de opciones que marcarán
no sólo la vida del individuo, sino de su entorno. No sé si usted apreciado
lector es creyente o incrédulo, si su vida va lleva detrás de una religión, en
los caminos de Cristo o ninguna de las anteriores; lo cierto es que no hay
nadie que no agradezca una segunda oportunidad.
Cuando usted o yo nos equivocamos en
el colegio y el prefecto de disciplina nos dijo: “vuelva a clase, pero cuidado
con hacerlo de nuevo”; fue inmensa la alegría
y sincero el deseo de no volver a cometer ese error; que grande o chico nos arrebató
la comunión con lo que está bien hecho.
Hablando de segundas oportunidades,
podemos mencionar lo que le dijo el señor Jesús a la mujer adúltera: “Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:11). No obstante
el tema no para ahí y el hombre con dificultad da una segunda oportunidad; la daría
usted a alguien que ha robado en su empresa?
Difícilmente, pero si miramos cuántas
veces le hemos fallado al Señor aún luego de haber depositado nuestra confianza
en Cristo, nos encontraremos con que Él no sólo es persona de segundas
oportunidades, es Señor de segundas, terceras y muchas más.
La Biblia dice “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca
decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad“(Lamentaciones
3:22,23), esto confirma que no solo somos perdonados una o dos veces, sino que
son innumerables las oportunidades en que Dios nos recibe como el padre al hijo
pródigo.
Esos brazos generosamente abiertos, desde
luego no nos habilitan para pecar y es allí donde encontramos: “¿Qué, pues?
¿Pecaremos, porque no estamos
bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera” (Romanos 6:15).
Que Dios nos permita la sabiduría para
dimensionar y agradecer esas nuevas oportunidades del día a día. Somos
proclives al pecado, todo el tiempo debemos enfrentar alguno y lo más probable es
que caigamos.
REFLEXIÓN: No olvide que en cada caída, hay una
oportunidad que Dios le da!
REFLEXIONAR SALVA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTIR PALABRA HACE
LA DIFRENCIA!
Síganos
en Twitter:
@ReflexionBi