martes, 14 de mayo de 2019

NADA DESCANSA


El agitado mundo de hoy hace que sólo se piense en producir y producir; no importa la clase de negocio, industria o proyecto; siempre está orientado a dar la mayor cantidad de resultados posibles.
Es esta misma y desenfrenada carrera por lograr resultados, la que nos tiene a las puertas del desastre mundial. Los recursos naturales han sido explotados indiscriminadamente y hoy a siglo XXI, nos encontramos con que los gobiernos quieren comenzar a destruir los únicos pulmones de la tierra en el Amazonas para volverlo también tierra “productiva”.
Entre comillas lo escribimos, por que valdría la pena reflexionar sobre qué es más productivo, un desarrollo agroindustrial por grande que sea o los miles de toneladas de oxigeno que produce esta vasta región para la humanidad entera.
No hace falta ser un genio, para saber que la contaminación que azota a los países, está matando a más gente que los vicios propios de la sociedad como el tabaquismo, el alcohol o la drogadicción.
En el relato de hoy, le invitamos a ver en Palabra un simple, pero definitivo mandato de Dios Mas el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare contigo” (Levítico 25:6).

Cuando el Señor entrega la tierra al hombre, le hace todas las recomendaciones para una sana y larga subsistencia. Manda que la tierra descanse un año entero cada siete y que aún sin explotarla, ésta le dará con que alimentarse.
Un gran contraste entre instrucciones como esta y lo que vemos hoy; fabricas que no paran nunca y por el contario se amplían para producir más. Es cierto que las necesidades de esta población creciente se duplican a medida que pasa el tiempo; pero estamos seguros que Dios tenía todo esto calculado. Al paso que vamos no tenemos mucho tiempo y lo que pretendemos vender como un mejor nivel de vida, tarde o temprano se volverá en nuestra contra.
Leía un artículo en el que se propone una campaña para evitar que inteligencias artificiales determinen la vida del ser humano. Para dónde vamos, la destrucción es cuestión de muy poco tiempo; pero por supuesto, esto tampoco escapa al control de Dios.
De ahí la importancia de dimensionar la  transitoriedad de la vida en la tierra y ver más allá de un simple producir y acumular, de un mezquino destruir para ganar “…porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar” (1 Timoteo 6:7).
Dios ha determinado nuestro origen y nuestro futuro; en Su pre ciencia sabe aún si vamos a aceptar o rechazar su plan de salvación en Cristo. Al omitir la instrucción de permitir el descanso de la tierra, no sólo estaremos echando a perder el planeta, sino su Palabra.
REFLEXIÓN: Las instrucciones de Dios no son de subestimar!
REFLEXIONAR SALVA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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