No sé si usted ha visto alguna persona
que trata a otros por lo que puede obtener de ellos y no por el simple gusto de
una genuina amistad. Imagino que sí y
hasta habrá sido objeto de una situación similar.
Esto y la deslealtad van de la mano,
pues si bien no le buscan para obtener algo a cambio, suele ocurrir que una vez
que lo logran, se convierten en su peor enemigo. Conozco un caso y que afecta
la tranquilidad de mi familia; se trata de alguien que mi esposa ayudó en su necesidad
de trabajo y se convirtió en su piedra en el zapato.
Evidentemente uno se equivoca y aunque
lo hace con la mejor voluntad, es importante tener en cuenta la Palabra cuando
dice que debemos hacer el bien, pero a quién? “Así que, según tengamos oportunidad,
hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe”
(Gálatas 6:10).
Claro que con esta familia también encontramos
sorpresas y lo digo por experiencia propia. Por estos días escuchaba una
canción en la que se dice algo parecido; muestra cual debe ser nuestra
motivación para con Dios y hace énfasis en algo: “…y te alabo por lo que eres
tú”.
Es triste ver como muchos le buscan,
no por lo que Él es, sino por lo que sigue en la canción “y no por lo que tú nos
puedes dar”. Por fortuna Dios tiene la lectura perfecta de los corazones y sabe
quiénes se acercan a Él de la manera adecuada.
Ojalá tuviéramos esa capacidad y poder
enfocar nuestra forma de ayuda a los verdaderos necesitados. El mundo funciona
en sus parámetros y conocemos quien es el príncipe del mismo.
Lo que sí inquieta, es que aún al
interior de la iglesia, no haya suficiente claridad sobre temas básicos como éste
y se le invoque al Señor en un monólogo lleno de requerimientos; pero nada de
gratitud.
Es casi como el dios del incrédulo, al
que se llama sólo para apagar incendios y se le olvida en la abundancia. Nada
más lejano de la verdad bíblica, en la que se comienza por conocer a Dios y
luego por esperar en Él.
Gracias una vez más a Dios por su
omnisciencia y demás virtudes, que le permiten conocer al orador genuino; a
aquel que primero agradece y luego espera en Su voluntad; que depura las
intenciones del corazón y aunque siempre responde, sólo da lo necesario.
REFLEXIÓN: El principio radica en ser creyente
por lo que Él es y no por lo que Él tiene!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTA DE GRACIA, LO
QUE DE GRACIA RECIBE!
Síganos
en Twitter:
@ReflexionBi