“Otros experimentaron vituperios y azotes, y a
más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a
prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de
pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales
el mundo no era digno“ (Hebreos 11:36-38)
Al estudiar la humanidad a través de
los siglos, no hace falta profundizar para encontrarnos con una constante hacia
el pueblo de Cristo llamada:” Persecución”. Más abierta en unos periodos que en
otros; pero permanente. Desde cancelación de sus derechos, encarcelamiento, azotamiento, ejecución, confiscación o destrucción de propiedades o bienes en arte, libros,
símbolos, hasta obligarlos a negar la fe o delatar a otros.
Encontramos a Nerón, Domiciano,
Trajano, Marco Aurelio, Septimio Severo, Maximino, Decio y prácticamente todos
los emperadores romanos. Entre 1625 y 1888 unos 130.000 cristianos fueron muertos
en Vietnam. En paises de Africa y muchos otros en tiempos modernos lo
han perseguido.
Europa y los demás continentes no se
quedan atrás; en la actualidad se habla de persecución abierta a cristianos en
más de 50 países del mundo “civilizado”, pero nadie se escandaliza. Periodos de oscurantismo, cruzadas, nacismo,
comunismo y otros muchos movimientos orientados a desarraigar y exterminar los
principios de Dios.
Creemos estar sustraídos de esta
realidad, pero no es cierto y en este preciso instante está muriendo alguien
por la causa del Señor. No falta excusa y debemos tener en cuenta, que esto figura
en la Biblia como un evento que debemos esperar y en cualquiera de sus formas los que hemos creído.
Mucha de esta persecución ha venido de
las religiones tradicionales, que ven amenazado su poder por el conocimiento de
la verdad bíblica que los deja sin piso y enfocan sus baterías no sólo en la
violencia, sino en formas de sutil persecución como el ecumenismo o el
constante señalamiento negativo hacia el cristianismo en altas instancias de
gobiernos que se convierten en tentáculos del príncipe de este mundo.
Cada año y en pleno siglo XXI mueren
unos 600.000 cristianos en el mundo, pero nadie habla de esto y sería muy
interesante saber la reacción de la sociedad, si muriera esta misma cantidad de
personas homosexuales o refugiados. El mundo está al revés como producto de una
generación depravada y lo único claro es que aquel que llamándose Cristiano no
es perseguido, es por que su vida no lo refleja.
PREGUNTA: Qué clase de
persecución le acude a usted?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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