“Pedís, y no recibís,
porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3)
Esta es una interjección que denota burla o negación, muy utilizada en los países latinoamericanos y la podemos
llamar a colación con el tema que nos ocupa hoy. Es muy normal ver como al
creyente durante la alabanza o la oración, se le invita a elevar sus quejas o
súplicas a Dios.
Está muy bien llevar delante del Señor
las necesidades; pero con reverencia y con una profunda convicción de ser escuchados
por Él. Todo tiene su tiempo y espacio (Filipenses
4:6), no obstante lo primero que debe aprender la iglesia, es a llevar
su gratitud en vez de pedir y pedir.
Esta practica convertida en doctrina, nos
lleva a algo que se convirtió en costumbre. Sería muy bueno evaluar antes de
pedir, cuántas bendiciones se han recibido de parte de Dios. Se le entrena al
creyente en el habito de pedir; pero a la hora de dar: “Mamola”. Puede sonar un
poco áspero el término; pero esta es la verdad del pueblo de Cristo. Sólo se esperan
bendiciones de Él y ni hablemos sobre obedecer y poner en práctica los
mandamientos de Dios.
Realmente indispone ver cuántas
doctrinas desvían del verdadero Evangelio y cómo se manipula la necesidad de la
persona para retenerla en tal o cual congregación. La gente se acomoda con una facilidad pasmosa en vez de convertirse
en agentes de cambio para el incrédulo.
Cuando éramos niños y se nos iba la
mano pidiendo, mi papá decía: “piden más de deme”; y aunque era un dicho
cariñoso con el cual nos exhortaba a valorar lo que ya teníamos, esa es
tristemente la conducta del hijo de Dios.
Pedimos todo el tiempo y qué poco
damos; esa es la reflexión de hoy con
una invitación apreciado lector a exigirnos más y esperar menos. Cuando estamos
alabando buscamos darle toda la Gloria, honra y el honor a Dios; no empañemos ese
momento de profunda alegría con quejambres y peticiones que normalmente están fuera
de la voluntad de Él.
PREGUNTA: Cómo es su momento de
alabanza y oración?
REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!