jueves, 27 de agosto de 2015

ESTORBO



Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21)


Muchos se preguntan las diferencias entre un creyente genuino y aquel que no ha creído, y dentro de estas encontramos un cambio visible. Aquel que no revela una transformación en su vida cotidiana, poco o nada está haciendo delante de Dios.


Lo complicado, es que muy seguramente su vida está siendo “estorbo” en la gran comisión, pues aquellos que lo ven no van a querer acercarse a Dios. Hemos escuchado en muchas oportunidades decir: “Si este es cristiano, yo no quiero ser como él”.


No sólo se están haciendo daño a si mismos, sino que lo están permitiendo a los demás y cómo llegar con esto delante del Señor si es que llegan?. Será que Dios va premiar esto?; muy seguramente no. La Biblia dice que más le valiera encadenarse a una roca y echarse al mar (Mateo 18:6). Creyentes e incrédulos son afectados en este proceso, pues habrá muchos que se desanimen aún creyendo.


No es tarea fácil cambiar; pero sí debe ser un propósito permanente en aquel que se dice cristiano. Debe echar mano de todas las herramientas que Dios pone a disposición en su Palabra y obedecer; no obstante lo más importante es depender de Él. El Espíritu Santo es ayuda infalible e infaltable en este proceso y sin Él no se logrará.


Que no estemos viviendo engañados apreciado lector, engañando a otros y terminemos en la fila de los cabritos en el tribunal de Cristo. Tal vez hagamos creer algo que no es a muchos, inclusive hasta nosotros mismos nos lo creamos; pero Dios no puede ser burlado y es quien realmente ve en lo profundo de nuestro corazón (Gálatas 6:7).


PREGUNTA: Está usted cambiando al ritmo de Dios?


REFLEXIONE Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


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