“a cualquiera que te obligue a llevar carga por
una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que
quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a
tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen“(Mateo 5:41-44)
El corazón es un miembro muy complejo
y parece que todo el tiempo va en contravía de lo que quisiéramos hacer o
decir. Es muy frecuente encontrarse en una discusión entre lo que se quería
hacer y lo que finalmente se hizo. El hombre común y sin Dios, se ha entregado
a una forma de vida, en la que pensar o hacer lo malo le es perfectamente
normal.
Cuando ha llegado a lo pies de Cristo,
empieza una continua lucha entre el espíritu y la carne. No es fácil y es
cuando se tiene que hacer acopio de todas esas herramientas entregadas por Dios
para sacar adelante una vida diaria en santidad.
Si Dios lo invita a perdonar a los que
lo persiguen y hacer algo adicional con el prójimo, con mucha más razón con el
necesitado. Cuántas veces se ha encontrado usted con algo que no hizo para
ayudar al vecino y que estuvo en su corazón hacerlo. Lo normal es cuando usted
se limita ha hacer lo necesario en vez de caminar esa milla más por el prójimo.
La Biblia nos enseña a no quedarnos en
lo mínimo; sino a ir más allá cualquiera que sea lo que implica esa milla extra.
Puede ser cargar un paquete, ayudar a bajar un minusválido o cualquier asunto
relacionado, y no sólo para mostrar nuestra compasión con el necesitado; sino
como un principio de Dios.
Son tantas las situaciones en las que
debiéramos participar activamente de parte de Dios y dejamos pasar, que resulta
casi imposible ir en oración delante de Él a pedir sus favores. El Señor dice
que el que da a los pobres a Él le presta, entonces porqué nos cuesta tanto
servir o dar?. “A Jehová presta el que da al pobre” (Proverbios
19:17)
Que se convierta en un principio de
vida del creyente el caminar esa milla extra, pues cuántas ha caminado Dios por
nosotros. Será que en algún momento hemos sido dignos de la salvación o somos
tan santos como para no merecer el infierno?.
Reflexionar y actuar es lo que Dios
espera; el Señor no ha tenido que pensarlo mucho para participar de manera
activa en nuestra necesidad permanente!
PREGUNTA: Ya caminó su milla extra
hoy?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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