“Para que abras los ojos de los ciegos, para
que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en
tinieblas” (Isaías 42:7)
La vida del hombre moderno está llena
de aparentes libertades y cada día se buscan más. Leyes con criterios de
hombres abren la puerta para que conductas anteriormente censuradas, hoy sean toleradas, aceptadas y aseguradas
bajo el pretexto de la libertad individual.
Libertad para llevar la vida como se
le antoja en todos los aspectos. Para divorciarse, escoger su inclinación sexual,
para matar un bebé en el vientre de su madre o ganar dinero mediante la
corrupción; pero vale la pena preguntar si esto es realmente libertad o no.
No será más bien, que el hombre es
esclavo del pecado que justifica estas conductas y no quiere admitirlo?. La
verdad es que no existe soporte bíblico o principio coherente alguno para justificar
estas conductas, convertidas en aberraciones y que no parecen provenir de un
ser creado a la imagen y semejanza de Dios.
El origen de todo está descrito en el
libro del Génesis, donde se muestra la caída del hombre y toda su descendencia
(nosotros). La condición de caído es igualmente inherente a un hombre nacido en
el año 1700 o al que nace en el presente siglo y seguirá siendo la misma hasta
que se den los eventos del Apocalipsis.
El hombre es esclavo del pecado en lo
que hace en su día a día sin importar su estrato económico o social, pues no
hay diferencia entre un hombre de la calle y el presidente de una nación.
No
existe libertad siquiera en lo que piensa o habla, pues el pecado también está allí
y el que diga lo contrario en un mentiroso de acuerdo a la Biblia. La única
forma de liberarse de esta triste condición está en el nombre de Cristo: “Si vosotros permaneciereis en mi
palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres“(Juan 8 :31,32).
No obstante el hombre de hoy tiene la
misma respuesta que el de los tiempos de Jesús: “Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo
dices tú: Seréis libres?” (Juan 8:33)
Lo único cierto es que sólo algunos buscarán
el cambio, usted puede ser uno de estos, mientras que otros seguirán en su
obstinada búsqueda de buscar libertad para pecar “Jesús
les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado“(Juan 8:34)
PREGUNTA: Persistirá
usted en buscar esta clase de libertad?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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