“Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren
a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también
dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que
están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado
mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios“(Lucas 9:60 – 62)
Uno de los principios más claros para
el creyente genuino, se basa en el apartarse del mundo que lo ha rodeado hasta
ahora. No por algo impuesto; sino por que su convicción en los principios bíblicos que va adquiriendo
así se lo muestran.
Tampoco se trata de despreciar la familia, amigos, trabajo
o abandonar sus responsabilidades; pero si de cambiar su perspectiva sobre sus
prioridades.
Seguir sosteniendo una intima relación
con el mundo y sus placeres, puede implicar que su confianza está en el pasado, presente y no en su futuro con Dios. Seguir mirando al mundo como la su razón
de vida, no le permite poner la mirada en el Señor y la eternidad que Él
ofrece.
Se debe honrar a los padres, cuidar de
la esposa y los hijos, cumplir con el estudio o trabajo; pero nada puede estar por encima del Señor y lo que
demanda de nosotros. Puede haber lazos muy fuertes de afecto y respeto; pero si
alguno de estos pretende anteponer sus tradiciones a la palabra de Dios, será
deber del creyente hacerla valer.
En alguna oportunidad como lo describe
el verso de hoy, el Señor llamó a un hombre para que le siguiera; sin embargo
su respuesta fue poner sus intereses antes que los de Dios. El Señor no
comparte el primer lugar con nadie y cualquiera que antepone algo o alguien, no
es digno de ser llamado hijo de Él.
Algo muy diferente hizo Pedro y los
que rodearon a Jesús en su ministerio, Pedro escuchó el llamado y se limitó a
soltar las redes que representaban su sustento hasta ahora. Sólo le siguió
dejando el trabajo familiar que compartía con su padre y su hermano sin vacilar.
Es aquí donde Dios prueba los
corazones y determina quien es parte de Su reino y quién no. Es aquí también donde
la fe juega un papel determinante y cambia el futuro eterno de una persona.
Que el mundo y sus arandelas no lo
confunda apreciado lector, pues todos los sofismas de distracción que usa
Satanás en esta tierra, y que incluyen lo que más amamos no pasan de ser eso: “Sofismas”;
y cuando usted sea llamado delante de Dios, nada de esto habrá valido la pena.
PREGUNTA: Y usted ya soltó las redes?
REFLEXIONE Y DECIDA!
-
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!