“El que habita al abrigo
del Altísimo Morará bajo la sombra
del Omnipotente.” (Salmo
91:1)
En el mundo siempre se ha hablado, de
que aquel que se relaciona bien logrará buenas cosas. Es más, hay un dicho que reza
así: El que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.
Palabras más, palabras menos, esto
quiere decir que si usted se acerca a una persona influyente, rica o sabia, tendrá
un futuro mejor; que si trabaja con la empresa indicada, su vida profesional
estará mejor respaldada.
En cierta forma esto es válido; pero sólo
realmente se puede estar seguro en el plan de salvación de Dios con su hijo
Jesucristo. Sólo la “sombra” de la cruz de Cristo puede proveer una eternidad
en el cielo.
El asunto es hacer entender esto al
hombre de hoy. Hay tanta apatía en la masa incrédula hacia las cosas de Dios,
que pareciera uno más de todos esos temas en los que se debate el hombre
moderno.
Trabajo, vivienda, estudio, títulos,
enfermedad, riqueza, la casa, el carro y otros asuntos, son los que concentran el
total de la atención de la humanidad; pero sin pensar en momento alguno, que
hay mucho más allá de estas trivialidades.
Todos estos sofismas de distracción
tan densos en la finita mente del hombre, que no tiene la oportunidad de mirar
un poco más allá de la nariz. En este orden de ideas, el asunto salvación o
perdición eterna del alma, se convierte en algo que no es definitivo para el
hoy y que puede dar espera.
Pero el meollo de esto, radica en que usted
ni siquiera sabe si habrá un mañana. Hoy hemos despertado; pero quién sabe cuál
será el caso de mañana o pasado. Una vez más estamos llamando la atención de
usted, para contemplar a Dios de manera seria en su vida y hacer un alto en el
camino para reflexionar sobre el
incierto mañana.
Si hay o no un mañana, la mejor y
única opción es estar ya mismo bajo la “sombra de la cruz de Cristo”!
PREGUNTA: Ya se acercó usted a la
sombra de la cruz?
REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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