“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo
me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7)
Otro
aspecto importante de la nueva vida en Cristo, es el nuevo miembro de nuestra
familia. Por supuesto estamos hablando del Espíritu Santo de Dios y la
intervención que tendrá en la vida del nuevo creyente.
Es
de anotar, que en el momento que Cristo deja la tierra y a sus discípulos, para
volver con el Padre, hablo de alguien que lo reemplazaría en su trabajo, que no
los dejaría solos y que este alguien hasta ahora no conocido, estaría
siempre con ellos.
El
Espíritu Santo es considerando la tercera persona de la Trinidad y es el
encargado de dar conocimiento, discernimiento, sabiduría, protección y otras
formas de cuidado a los hijos de Dios “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien
el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26). Los asuntos imposibles
de entender para el incrédulo, ahora serán posibles para el creyente con su
intervención.
Se
debe tener claro que en las fuerzas del hombre y aún llamándose creyente, no se puede lograr
progreso en la relación con Dios. El Espíritu capacita, transforma y lleva a
cabo ese proceso de santificación que va desde el momento de recibir a Cristo
como Salvador, hasta la muerte física del nuevo creyente.
En
este orden de ideas, la intervención del Espíritu es vital si se quiere ser un
cristiano con fruto. Algunas ideologías centran su atención en el Espiritu y
aunque es la tercera persona de la Trinidad, no sobrepasa el papel definitivo
de Dios Padre, como creador y sustentador de lo creado.
Por
último, la Biblia describe como el creyente al momento de creer, se convierte
en templo del Espíritu y de ahí la importancia de sostener la comunión con el
Padre, si no se quiere contristar (Apagar) al Espíritu. “¿O ignoráis
que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios
6:19). Cuando se peca deliberadamente, el Espíritu se aleja por su no
aceptación del pecado en su calidad de Santo; pero esto no obsta para recibirlo
de nuevo pidiendo perdón y alejándose del pecado.
PREGUNTA:
Imaginó usted andar siempre con alguien tan importante al lado?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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