“…para que vuestra fe
no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2:5)
En
un mundo en el que se cree únicamente en lo que se ve, en lo que se tiene o en
lo que se cree tener, es difícil mantener preceptos de fe en lo que Dios nos
ofrece. El rico se establece tanto en sus posesiones que cree poder prescindir
de Dios. Pero el que sueña con tener una casa, prefiere creerle más a un banco
con un crédito que al Dios proveedor. Compran una deuda, no una casa y lo
complicado del asunto es que en cualquier momento ese mismo banco los puede
dejar en la calle.
Imaginemos
cuán difícil pudo ser la vida para cualquier personaje bíblico que quiso poner
su confianza en Dios y no en hombres. Que quiso creerle a Dios por encima de lo
que le rodeaba y estaba a la vista.
Qué
pensar de Noé que recibió un claro mensaje de Dios sobre un diluvio en una
época en la que ni siquiera llovía. Cuánta burla, insulto, chistes de mal gusto
y otras cosas que tuvo que sufrir. Su confianza estaba puesta en el
Invisible y un día lo respaldó.
Miremos
brevemente a Job. Un hombre bendecido por Dios y que en su proceso de fe
recibió todas las malas noticias que un ser humano puede tener. Perdió todo lo
que poseía, sus hijos y su salud física. Sus amigos llamados a ser solidarios
con él, lo increparon, juzgaron e insultaron; pero fue otro que se mantuvo
mirando al Invisible.
No
es fácil; sinembargo Dios siempre recompensa al que le cree y esta debe ser
nuestra prioridad en cada día, pues que fácil es sacar a Dios de nuestra vida.
PREGUNTA:
Y usted a quien mira?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –