jueves, 7 de marzo de 2013

RESPALDO



 “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo” (Hebreos 6:13)


No hace falta buscar mucho en la biblia para encontrar que está cargada de promesas por parte de Dios, y qué promesas. Las encontramos de toda clase; de bendición y maldición, de prosperidad y escases, de salud y enfermedad, en fin son muchas y lo importante es apropiarse de estas cualquiera sea al caso. Obviamente no vamos a buscar las de maldición, pero desafortunadamente, estas son las que más se ajustan al comportamiento de hombre.

Dios las ha dado para todos aquellos que le aman y para los que no, para los obedientes y para los que no obedecen; sin embargo es importante tener muy en cuenta que cualquiera sea el caso, Él siempre las cumple.

Contrario a esto, el hombre suele fallar en la mayoría de sus promesas y esto en razón de que aquel que las está haciendo es un ser imperfecto, vendido al pecado y sobre el cual nadie puede fiarse.

Muchos años atrás la palabra de los hombres, empeñada en un negocio era algo muy valioso; no obstante la falta de valores y principios de Dios  reinante en el mundo, ha hecho que esta ya no tenga ningún valor hoy. Ni siquiera la palabra escrita y autenticada en una notaria tiene valor.

Pero la palabra que Dios empeña; esta sí va respaldada por elementos fiables como la Biblia, por sus atributos únicos de Omnisciencia, Omnipresencia y Omnipotencia, y por algo que sobrepasa cualquier límite: “su nombre y reputación”.

Dios no puede negarse a Si mismo; esta condición lo hace irremplazable en su calidad de garante frente a cualquier palabra empeñada y es por esto que la Biblia nos exhorta a no usar Su nombre en vano.

Dios si cumple!


PREGUNTA: Considera usted la palabra de Dios como suficiente en una promesa?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –