martes, 26 de febrero de 2013

CÓMO SE SIRVE



es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;  que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad,  pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo” (1 Timoteo 3:2-6) 


Este es como todo en Dios, un tema tan obvio y sobre el cual no debiéramos siquiera estar escribiendo. No obstante es muy importante evaluar y sacar en claro cuáles son las motivaciones de nuestro servicio, pues parece que a muchos se les aplica sólo la última parte de esta cita: “no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”

La cita bíblica habla muy claro sobre los requisitos de un varón dedicado al ministerio; pero realmente nos preocupa cumplir con estos, o pesa más el orgullo y la necesidad económica?. Tal vez en muchos casos priman las últimas, pues con frecuencia vemos comunidades o ministerios orientados por individuos poco idóneos.

Si tomamos uno a uno los requisitos, los podemos asociar fácilmente con algo o alguien que conocemos. Adúlteros, orgullosos, imprudentes, extravagantes, de puertas cerradas, sin denuedo del Espíritu, bebedores, energúmenos, cuidando su puesto a toda costa, incapaces de gobernar su casa, esposa o hijos y trasladando este mal ejemplo a la iglesia.

No hay que buscar demasiado, para ver los apenas obvios resultados de estas conductas en la congregación, pues cómo pretender que la iglesia camine en santidad, si el mismo líder carece de esta?.

Muy a la ligera se toman estos requisitos para proyectarse en el servicio y uno se pregunta: qué piensan estos hombres y mujeres frente al venidero tribunal de Dios, o es que no han conocido la verdad todavía?


PREGUNTA: Construiría usted un puente sin ser ingeniero?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –