martes, 1 de enero de 2013

PLEITOS



 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Pedro 3:12)


Por experiencia propia podemos compartir la triste conducta que se vive entre los creyentes comunes y más entre aquellos que en teoría sirven en los ministerios. Cómo hablar de servicio a Dios cuando se siente envidia, odio, rencor o se persigue al hermano?.

La verdad es que hay una gran diferencia entre servir voluntariamente y por un salario. Cuando se llega al servicio de forma voluntaria, se hace por convicción y para Dios, mas cuando se hace por obtener un sustento, en muchos casos no se pasa de lo que la Biblia llama “asalariados”.

Individuos que no sirven a Dios, sino a hombres, que conjugan servilismo y otras cosas igualmente reprobables en su actividad con tal de mantener el puesto y no un verdadero concepto ministerial. Hombres y mujeres para los que el horario de trabajo se limita a las llamadas horas hábiles y no en una entrega permanente a los demás.

Como producto de esto encontramos diferencias y pleitos propios de individuos que no revelan una verdadera transformación en sus vidas y a los que la Biblia nos manda a perdonar; pero a evitar.

Aunque la Biblia es muy clara en estos conceptos, que bueno sería ver el rostro del Señor cuando estos obran de manera mezquina en el encargo más importante que Él mismo nos ha dejado: “La gran comisión”. Gran responsabilidad es pensar en pertenecer a ese grupo de personas que sirve con limpia conducta delante de Dios. Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación (Santiago 3:1)


PREGUNTA: Tiene usted la fortuna de conocer la excepción?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –