“Pero
yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen”
(Mateo 5:44)
En
muchos mensajes se exhorta a la oración por los incrédulos, las familias, el país, el gobierno, los pobres y
si vamos más lejos, la exhortación va por los que nos persiguen. Muchas veces
se entiende esta oración para evitar que nos hagan daño o para que Dios cambie
estos corazones; pero esta oración tiene unas implicaciones mucho más de fondo.
Cuando
alguien nos persigue, no gusta de nosotros o de nuestra forma de vida en
Cristo, el primer problema que se genera para esta persona es con Dios y está
pecando primeramente en contra de Él. Estas son las verdaderas implicaciones de
sus acciones y Dios no va a pasar por alto ninguna ofensa; venga de quien venga
y por supuesto cuando lo hacen en contra de sus hijos.
La
Biblia dice: “!!Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31), y de ahí la importancia de orar por
perdón para estas personas. Hay un relato muy claro sobre el tema y nos muestra
que los amigos de Job lo juzgaron y lo más grave, juzgaron a Dios. Sin
embargo el Señor permitió que su siervo orara por ellos para no castigarles “tomaos siete becerros y siete carneros,
e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará
por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente,
por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job” (Job 42:8)
Desafortunadamente la gente incrédula
y aún la creyente no ve las verdaderas implicaciones de hacer algo malo en
contra del prójimo. Al incrédulo lo vemos sumido en su caos y al creyente en su
falta de crecimiento y poca transformación.
PREGUNTA: Ha orado usted por perdón
para los que le persiguen?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –