“Sara
concibió y dio a Abraham un hijo en
su vejez, en el tiempo
que Dios le había dicho” (Génesis
21:2)
“yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la
tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto” (Levítico 26:4)
Cada
día tenemos sueños, proyectos o simplemente situaciones cotidianas por
resolver y hemos visto cómo el Señor trabaja en
nuestras vidas, esperando que nosotros le reconozcamos y busquemos Su voluntad.
Es
sólo que nuestra dura servís (dureza de corazón), no permite que estas enseñanzas fluyan con la
rapidez que Él quisiera.
Vemos algo similar como padres en casa, pues en muchas ocasiones nos hemos sustraído de otorgar algunas cosas a nuestro hijo, sólo en espera que él crezca o madure en ciertos aspectos.
Vemos algo similar como padres en casa, pues en muchas ocasiones nos hemos sustraído de otorgar algunas cosas a nuestro hijo, sólo en espera que él crezca o madure en ciertos aspectos.
Como
mentor de mi hijo, quisiera que él entendiera con más facilidad lo que le
quiero enseñar y guardarlo de los malos ratos propios de la vida. Tal vez si pudiera
traspasarle cual disco duro de computador mi conocimiento; pero esto es algo que él también tiene que sortear a su ritmo y de la mano de Dios.
Este es un tratamiento
personal e intransferible, pues nadie aprende en cabeza ajena. No es fácil; pero en Su tiempo no
sólo maduraremos, sino recibiremos la bendición.
PREGUNTA:
Cuenta usted con el entusiasmo y un corazón dispuesto para aprender lo que Dios quiere?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –