martes, 7 de agosto de 2012

LA VISTA


Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino” (Marcos 10:51,52)
La posibilidad de ver es algo que debería pedir todo hombre como en el caso de Bartimeo. Pero más que la vista física, la vista espiritual de la que quedó gozando este pobre mendigo y de la que carecen todos los hombres sin Dios, poniéndolos al mismo nivel de él. Algo digno de exaltar, es la insistencia con la que Bartimeo gritaba y llamaba al Señor a pesar de que le regañaban muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más !Hijo de David, ten misericordia de mí!” (Verso 48). El hombre de hoy a pesar de las múltiples formas de comunicación, no hace siquiera el más mínimo intento de llamarle una vez. El mensaje de Dios está listo a contestar en la Biblia, en la iglesia, en la calle, en twiter, en la radio, en Facebook, en televisión, en Internet, en el e-mail, el celular, el ipod o cualquiera de estas herramientas.
Los sofismas de distracción que se procura el hombre son tantos, que no hay tiempo para lo realmente importante. Cuando no es la familia, es el mercado, la finca, el deporte, el estudio o el trabajo. Bartimeo no solo recuperó su vista física, sino que fue salvo a través de su fe. Buscar algo efímero como la vista del cuerpo físico que hoy está y mañana no; y de paso ser premiado con una eternidad al lado de Dios, es algo que sólo se logra con un corazón dispuesto.
El hombre de hoy está tan absorto en sus importantísimas ocupaciones, que no se da una oportunidad con Dios y la Biblia lo dice claramente porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden” (Mateo 13:13)
Ni las evidencias  que apuntan a un caos próximo, persuaden a esos corazones endurecidos y lo grave del asunto es que el tiempo se acaba. “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:19)
PREGUNTA: Cuándo se va a dar una oportunidad con Dios?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –