Los padres
de la década de los 60, en su afán de hacer de sus hijos, algo mejor que lo que
fueron ellos; más formados intelectualmente y más competitivos, se dedicaron a
hacer de todos estos doctores, licenciados o cualquiera que sea el trasfondo
cultural de su país. El objetivo se logró en un gran porcentaje y efectivamente
tenemos un campo laboral colmado de estos graduandos; pero sin oportunidades
suficientes.
Lo más
relevante de todo, es el nivel de inutilidad práctica de estos personajes, que
como se creen doctores o licenciados, esperan únicamente ser servidos. Cuidado lavan un plato
o pasan una escoba en casa pues no tienen una clara concepción del servicio
para el cual fueron formados. Siempre esperan que se les diga “doctor,
doctora”; pero se les olvidó la responsabilidad con la familia, la sociedad y
sobretodo con Dios “Oh almas adúlteras! ¿No
sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” (Santiago 4:4)”.
Prefieren
asumir una conducta solitaria y tener un perro al que le pagan
hasta colegio, en vez de establecer una relación responsable, en procura de
sustentar el principio de la familia. Ignorando que un individuo solitario de
estos, es el caldo de cultivo perfecto, para la fornicación, el adulterio, las
adicciones, la homosexualidad o cualquier clase de pecado. “pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando” (1 Corintios 7:9)
En el mejor
de los casos, contraen matrimonio y procrean, pero dedicados a sus trabajos, el
evento social, el gimnasio, el golf, y los hijos en las manos de una persona
que tuvo menos oportunidades en la vida, y que no está capacitada para formar la
siguiente generación.
Generación
que es todavía más complicada, pues su falta de parámetros de vida basada en
Dios desde generaciones anteriores, se ha constituido en un cúmulo de
individuos que miran a los adultos de arriba abajo y con una falta de respeto,
como si fueran algo menos que un despojo. Irreverentes, mal educados,
respondones, igualados, sin ningún limite, que creen merecerlo todo y para
colmo dentro de un sistema de total laxitud en la casa, la escuela, el estado y
hasta en la iglesia si es que la hay.
Es apenas obvio que de una
generación como esta, no se puede esperar mucho y son los adultos “doctores”, los
propiciadores de esta realidad que nos hace pasar de una generación de inútiles
a mal educados “El hijo necio es pesadumbre de su padre, Y amargura a la que lo dio a luz.”
(Proverbios 17:25).
Tremenda
responsabilidad les asiste a estos adultos delante de Dios y qué podemos esperar de
las generaciones venideras? “instruye al niño en su
camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
Un mundo que parece gozarse en su condición sin Dios y sin principios, patrocinados por abuelos permisivos y alcahuetas, que quisieran remendar lo hecho en sus hijos con otro remiendo peor en sus nietos “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” (Proverbios 13:24).
Un mundo que parece gozarse en su condición sin Dios y sin principios, patrocinados por abuelos permisivos y alcahuetas, que quisieran remendar lo hecho en sus hijos con otro remiendo peor en sus nietos “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” (Proverbios 13:24).
Cada día vemos, como se configura
más la generación descrita en la Biblia para los últimos tiempos: “habrá hombres amadores
de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los
padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios” (2Timoteo
3:2-4)
PREGUNTA: Y
usted piensa seguir sin creer en la Biblia y viviendo sin Dios?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN
BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –