Es usted una
persona agradable en su trato con los demás o es un individuo hosco, con el que
nadie puede hablar? No sé si usted es creyente o más bien de aquellos que
aplazan su encuentro con el señor Jesucristo; pero cualquiera sea el caso, quiero
invitarlo a que se mire al espejo y evalúe su actitud frente a las personas que
le rodean.
Uno de los
grandes retos del hombre a lo largo de la historia, ha sido la comunicación y
de la forma como han hablado, mirado o hecho algunos, se han desprendido los grandes
logros o tragedias de la humanidad.
Normalmente usted
refleja lo que hay en su interior “Porque de
la abundancia del corazón habla la boca.” (Mateo
12:34) y la verdad es que poco o nada se puede esperar de
aquel que no conoce al autor del amor. “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5)
Grato sabor
encontraremos en un pedazo de pan si le empapamos con miel; pero agrio
resultado encontraremos si lo hacemos con vinagre. Elemental, y esto debería desafiar
a cada persona en el mundo para ver qué está haciendo de su vida frente al de
al lado.
Lo que da
qué pensar, es ver cómo personas que aún llamándose cristianas, se comportan
como si no lo fueran. Cuesta trabajo, encontrarse aún con personas al interior
de la iglesia, a las que les es difícil interactuar con los que son
bíblicamente sus hermanos en la fe y su familia en Cristo. Cuando se habla de
hermandad, se habla de un saludo afectuoso, de coinonía y compañerismo.
Valdría la
pena que estos “hermanos”, dieran una mirada primeramente a su relación con
Dios y luego en su interior. Qué grado de intimidad desarrollan con Él, si
hacen un devocional diario, si oran con frecuencia, si se nutren regularmente
leyendo la Palabra, pues todo apunta a que su relación se remite a un domingo y
nada más.
De lo contrario, veríamos en sus
ojos personas en proceso transformación, de sanidad interior, de perdón hacia
si mismas y hacia los demás. En general, en una serie de cambios que son únicamente
sello en el creyente genuino. “el
fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22,23)
Si esto
ocurre en un sitio, en el cual es tan fácil mostrar amabilidad y cariño como la
iglesia, cómo será su desenvolvimiento en el trabajo, en el estudio y en
cualquier otra actividad del mundo donde normalmente reina la hostilidad? “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal,
para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses
4:6)
Queremos
invitarlo creyente o no, a que revise cuál es su respuesta hacia el prójimo en las
situaciones cotidianas, y de ser aceptable a los ojos de Dios, cuál puede ser
su reacción a situaciones atípicas como el insulto, el comportamiento
inadecuado del conductor de al lado, o con aquel que nos salta en la fila del
banco?.
Todo esto en
resumidas, va a revelar cuál es su verdadera identidad y que todo esto lo lleve
a pensar antes de hablar en: Cómo respondería el señor Jesús? “La blanda respuesta quita la
ira; Mas la palabra áspera hace
subir el furor.”
(Proverbios 15:1)
RESPUESTA:
Cuántas veces sonríe usted al día?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN
BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –