El tema de la homosexualidad de acuerdo al mundo, tiene
tanto de largo como de ancho. Hay un refrán popular que dice, que cada uno
cuenta el paseo, según le haya ido; y este es el caso de algo que todos los
días crece, poniendo a una gran cantidad de personas en camino al abismo
espiritual.
Es importante ver que Dios no rechaza al homosexual o
lesbiana como personas según sea el caso; lo que sí repudia enfáticamente el
Señor es el pecado. Este es el caso de lo que la Biblia define como sodomía (homosexualidad),
de acuerdo al relato presentado en Génesis capítulos 10-13, en el que Dios
destruyó con fuego unas ciudades antiguas entregadas a esta clase de pecado.
En el mundo moderno se justifica de varias formas y entre
estas podemos citar, la de un trastorno psicológico, una característica
genética, una violación o de la inducción a la misma como parte de un
comportamiento predeterminado entre otras. Lo cierto es que como vimos, la
Biblia la define como pecado “No te echarás con
varón como con mujer; es abominación” (Levítico 18:22)
El
pecado como tal, es igual para Dios en todas sus manifestaciones. La Biblia lo
expresa como una transgresión y es igual mentir que robar, matar que codiciar “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues
el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4); pero en lo que tiene
que ver con la homosexualidad, lo define como un pecado que afecta al cuerpo
que ha sido entregado en calidad de préstamo a nosotros por Dios “Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera
del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1Corintios 6:18,19)
Así
y las cosas, la figura del pecado es apenas el comienzo de un proceso en el que
una persona por varias razones y especialmente de carácter espiritual, se
rehúsa a obedecer a Dios. Puede tener una inclinación a la violencia, al robo o
la misma homosexualidad; pero para cualquiera que sea el caso, esta inclinación
entra en un proceso de desarrollo del cual la persona tiene el control si
obedece lo que dice la palabra de Dios, y esta lo define así “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues
aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de
igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se
encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos
hombres con hombres,…..Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios
los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”
(Romanos 1:26-28) Y así como alguien que nace inclinado o es inducido a la
violencia, no está habilitado para matar, tampoco lo es aquel que la tiene hacia
el mismo sexo, para ser homosexual.
Vemos
que el origen de todo está en el pecado que mora en nosotros “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el
pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el
bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo……Y si hago lo que
no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí…Porque según el
hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis
miembros, que se rebela contra la ley de mi mente….Miserable de mí ¿quién me
librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor
nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne a la ley del pecado” (Romanos 7:17-25)
Quiere decir, que cualquiera está en capacidad
de aparatarse de este si acude a Dios. En esta condición, la persona tiene dos
opciones: aceptar el justo juicio por su depravación “y
recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:28),
o buscar la única ayuda efectiva que está en Cristo Jesús “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es;
las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2Corintios
5:17)
La
Biblia hace énfasis en que Dios no ha creado una tercera opción (homosexuales) como
dicen “creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de
Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27) Una persona se convierte en
homosexual como producto de su pecado y
su decisión “cambiaron la gloria del Dios
incorruptible....por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las
concupiscencias de sus corazones, de
modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos” (Romanos 1:23,24)
Desde el comienzo de la humanidad, Dios ha repudiado esta conducta “No te echarás con varón como con mujer; es abominación” (Levítico
18: 22) ó “…ni haya sodomita de entre los hijos de
Israel” (Deuteronomio 23:17)
El
perdón y la salvación que este conlleva, están disponibles para todos, llámense
adúlteros, mentirosos, ladrones, homosexuales o asesinos; esta es una promesa
de Dios y Él cumple “Y esto erais algunos; mas ya
habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados
en el nombre del Señor Jesús….” (1Corintios 6:11)
Lo
que sí queda claro es que la desobediencia, tiene terribles consecuencias “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de
Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones,
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes,
ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1Corintios 6:9,10)
PREGUNTA:
Aquí están las dos opciones, cuál escoge usted?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN
REINA-VALERA 1.960 –