martes, 8 de mayo de 2012

CLASES DE PECADO


La creencia popular basada en que hay mentiras blancas y mentiras negras es totalmente falsa. La mentira grande o chica, es pecado delante de Dios. El pecado como lo vimos en la semana anterior existe, es algo palpable, que nos afecta no solo a nosotros sino a los que nos rodean y tiene implicaciones que traspasan el limite de la vida terrenal. Son eternas!
Es importante subrayar, que cualquier mentir o matar, tienen la misma connotación delante de Dios “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:10). Conceptos como este de la mentira, se derivan de creencias antibíblicas, que hablan de la existencia del pecado venial y el pecado mortal.
La religión tradicional ha dividido en dos el pecado, subestimando su gravedad y las implicaciones de estar separados de Dios al no aceptar la solución en Su hijo Jesucristo.
Este concepto de dos clases de pecado, pone al hombre en posición de lograr el perdón por sus propios medios y esto es mentira “no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9).
Este es un concepto tan católico, que creyente protestante ni siquiera está familiarizado con el, al no encontrarse en la Biblia. Llevar a pensar al hombre, que puede lograr el perdón de lo llamados pecados veniales en un lugar llamado “purgatorio”, que tampoco aparece en la Biblia, lo entrega a la misma muerte. De otra parte, el llamado pecado mortal lo excluye de una manera permanente, negando en ambas opciones, la provisión hecha por Dios en este sentido.
El Señor es muy claro cuando afirma que Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18), que una vez que se cree en la obra de Cristo, se inicia un proceso de santificación a través del Espíritu Santo y que si por alguna circunstancia se falla por el pecado que aún mora en nosotros, existe otro recurso “estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). Obviamente, esto nos lleva a otra faceta del cuidado de Dios como Padre “el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo” (Hebreos 12:6).
Cuando el señor Jesús dijo en la cruz “consumado es” (Juan 19:30), sello este pacto; pero el perdón no para ahí; también afirma la Biblia, que esta condición es carácter permanente, para los que realmente han creído, por que “ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:39). Obviamente, esto no habilita al creyente para pecar deliberadamente; pero su salvación ya no está en juego “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27,28).
La única excepción que hace la Biblia en cuanto a la gravedad de un pecado, se refiere a lo que tiene que ver con el Espíritu Santo “A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:32) y en lo que hace referencia al templo de Este, que es el cuerpo del creyente “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo,…….el cual tenéis de Dios…..habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo…” (1 Corintios 6:18-20). Como puede observar, esto si implica separación o disciplina de Dios respectivamente.
PREGUNTA: Todavía cree en las mentiras y negras?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –