jueves, 26 de abril de 2012

LA VIDA DE HOY


Detrás de la aparente complejidad que presenta el mundo de hoy, vemos el sencillo y poderoso plan de Dios que se cumple palabra por palabra. A los largo de cientos de años, la mayoría de la humanidad se ha preguntado el por qué de la guerras, el hambre, la deslealtad, o simplemente por qué mueren los niños de hambre debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios” (2 Timoteo 3:1-4)
La verdad es que esto no tiene sentido para un mundo apartado de Dios y falto de conocimiento del panorama bíblico. Esto obedece al desarrollo mismo del pecado en la humanidad; pero como es obvio el hombre no lo puede entender en razón de que la lógica del hombre, no es la lógica de Dios.
La falta de conocimiento o ignorancia como se le quiera llamar, es el detonante de todas estas dudas y apatía, que inclusive lleva al individuo a cuestionar a Dios.
Dios, conocedor de todas estas cosas, ha dejado un libro que orienta a manera de manual, sobre la forma de vivir en este mundo en la antigüedad, en el presente y en el futuro. La Biblia, un libro del cual se ha mantenido marginado por cientos de años a la humanidad y que sólo en los últimos tiempos ha tenido la oportunidad de darse a conocer.
Pese a toda la información que la Palabra contiene sobre la forma de ser un buen vecino, padre, hijo, hermano, trabajador o esposo, el hombre se resiste a acatar sus parámetros y prefiere vivir en la comodidad del religioso. “Yo creo; pero no le creo”
Para este es más fácil, escuchar la ligera y poco sabia indicación de un hombre que atender los requerimientos del Creador. Sería interesante pensar quién sabe más sobre una creación; si su creador o alguien que apenas la conoce.
Yo pensaría que el creador, y cómo entrar a cuestionar en mi condición de creación al que me hizo? ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?” (Romanos 9:20)
Son muchas y diferentes las formas de ver un tema que parece complejo; pero que no lo es. El hombre se ha encargado de complicar día a día la sencillez de la creación de Dios, y un día también se va a encontrar con que todo ese complejo mundo que se creó en su mente, no lo es y sólo resulta ser vanidad “Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol” (Eclesiastés 2:11)

El meollo del asunto está en dedicarnos a vivir de la manera en que Dios nos enseña y a depender de Él. Cuando éramos niños nada era complicado para nosotros, pues nuestros padres se encargaban de todo y este es el caso de Dios “nuestro Padre”, cuando llegamos a ser sus hijos a través del señor Jesucristo. Él como nuestro Creador, sabe nuestras fortalezas y debilidades, está siempre dispuesto y promete tener cuidado de nosotros; pero nosotros no lo dejamos. Él es también el rey de los caballeros y respeta nuestra decisión; pero en este orden de ideas, sólo afrontemos las consecuencias de nuestra obstinación e ingratitud con Él.

PREGUNTA: Cómo quiere vivir usted, como un hijo o como sólo una criatura de Dios?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –