Detrás de la
aparente complejidad que presenta el mundo de hoy, vemos el sencillo y poderoso
plan de Dios que se cumple palabra por palabra. A los largo de cientos de años,
la mayoría de la humanidad se ha preguntado el por qué de la guerras, el
hambre, la deslealtad, o simplemente por qué mueren los niños de hambre “debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos,
soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto
natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de
lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que
de Dios” (2 Timoteo
3:1-4)
La verdad es
que esto no tiene sentido para un mundo apartado de Dios y falto de
conocimiento del panorama bíblico. Esto obedece al desarrollo mismo del pecado en
la humanidad; pero como es obvio el hombre no lo puede entender en razón de que
la lógica del hombre, no es la lógica de Dios.
La falta de
conocimiento o ignorancia como se le quiera llamar, es el detonante de todas
estas dudas y apatía, que inclusive lleva al individuo a cuestionar a Dios.
Dios,
conocedor de todas estas cosas, ha dejado un libro que orienta a manera de
manual, sobre la forma de vivir en este mundo en la antigüedad, en el presente
y en el futuro. La Biblia, un libro del cual se ha mantenido marginado por
cientos de años a la humanidad y que sólo en los últimos tiempos ha tenido la
oportunidad de darse a conocer.
Pese a toda
la información que la Palabra contiene sobre la forma de ser un buen vecino,
padre, hijo, hermano, trabajador o esposo, el hombre se resiste a acatar sus
parámetros y prefiere vivir en la comodidad del religioso. “Yo creo; pero no le creo”
Para este es
más fácil, escuchar la ligera y poco sabia indicación de un hombre que atender
los requerimientos del Creador. Sería interesante pensar quién sabe más sobre
una creación; si su creador o alguien que apenas la conoce.
Yo pensaría
que el creador, y cómo entrar a cuestionar en mi condición de creación al que
me hizo? “¿quién eres tú, para que alterques con Dios?
¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?” (Romanos 9:20)
Son muchas y
diferentes las formas de ver un tema que parece complejo; pero que no lo es. El
hombre se ha encargado de complicar día a día la sencillez de la creación de
Dios, y un día también se va a encontrar con que todo ese complejo mundo que se
creó en su mente, no lo es y sólo resulta ser vanidad “Miré yo luego todas las
obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he
aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol” (Eclesiastés 2:11)
El meollo
del asunto está en dedicarnos a vivir de la manera en que Dios nos enseña y a depender
de Él. Cuando éramos niños nada era complicado para nosotros, pues nuestros
padres se encargaban de todo y este es el caso de Dios “nuestro Padre”, cuando
llegamos a ser sus hijos a través del señor Jesucristo. Él como nuestro Creador,
sabe nuestras fortalezas y debilidades, está siempre dispuesto y promete tener
cuidado de nosotros; pero nosotros no lo dejamos. Él es también el rey de los
caballeros y respeta nuestra decisión; pero en este orden de ideas, sólo afrontemos
las consecuencias de nuestra obstinación e ingratitud con Él.
PREGUNTA:
Cómo quiere vivir usted, como un hijo o como sólo una criatura de Dios?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN
BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –