Hoy nos interesa presentar las líneas básicas en las que se
desenvuelve la iglesia Cristiana posterior a la Reforma Protestante de siglo
XVI y cuyo propósito ha sido el regreso a las verdades bíblicas.
Las principales son: Luterana, Anabaptista, Anglicana y Reformada.
Son grupos que se ajustan a la verdad bíblica mientras que las sectas y
regiones falsas, son movimientos que dicen ser cristianos, pero están negando
los puntos esenciales de la fe. Existen otras clases de religiones separadas,
como el Budismo, Sintoísmo, el Islam y otras.
La presencia de estas denominaciones o divisiones al interior de la iglesia, se da
posterior a la Reforma y tiene que ver, con razones de forma y no de fondo;
pero todas coinciden en el mismo principio de fe en la obra salvadora del señor
Jesucristo.
Los bautistas marcan su diferencia por ejemplo, en la
importancia que le dan al bautismo, los luteranos a la enseñanza de la Palabra,
practica enfatizada por Lutero y así las demás. Son grupos pertenecientes a la
iglesia, que en su honesto afán y celo por la Palabra, difieren frente a la
comprensión aún imperfecta de la misma, buscando pureza doctrinal y una sana conciencia
en su interpretación.
Esto hace que temas como la santa cena, el arrebatamiento, el
bautismo, las sanidades y milagros entre otros, establezca ligeras diferencias.
De la misma manera y dentro de estas líneas, se establecen otras subdivisiones en
estilo, práctica y preferencias como los presbiterianos, metodistas, asambleas
de Dios, iglesias bíblicas independientes, etc.
Lastimosamente
dentro de lo que se llama Cristianismo, encontramos grupos que aún mencionando
al Señor en sus enseñanzas, se constituyen en lo que podemos denominar como
“sectas cristianas”, que pervierten la verdad bíblica, testimonio, y para esto
mencionamos entre otros a los "salvos siempre salvos". Doctrina de amplia
aceptación y difusión en el mundo, que defiende su libertinaje basado en que si
Cristo ya pagó por sus pecados, ellos pueden seguir su vida mundana, mintiendo,
adulterando, embriagándose, drogándose, fornicando y demás. También se llega a extremos,
como el de locales que llamándose “iglesias cristianas”, abren sus puertas para
que se reúnan los homosexuales, siendo una práctica repudiada por Dios “Seguid……..y la
santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos
12:14), “Por
lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,……..cambiaron
la verdad de Dios por la mentira,….los entregó a pasiones vergonzosas;….sus
mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual
modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en
su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres,
y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:24-27)
Las diferencias son aceptables en cuanto a estilos de
adoración, días de congregarse y asuntos de forma; pero lo que no debemos
perder de vista, es que cualquier cosa que nos aleje de la verdad bíblica, de
la obediencia a Dios y de la santidad, es motivo de preocupación. Dios quiere
una iglesia unida “Amados, si Dios nos ha amado así,
debemos también nosotros amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11) y estas
diferencias no nos eximen de la responsabilidad frente a la desunión de la misma;
pero esto es algo que no se va a dar por nuestra imperfección como hombres y la
siempre búsqueda de interpretaciones que se ajusten a nuestros criterios, sin
tener en cuenta que la lógica de Dios no es la del hombre “que
vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" (1
Corintios 2:5), “gracias a Dios, de que cuando recibisteis la
palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los
creyentes” (1
Tesalonicenses 2:13)
Cualquiera sea nuestra preferencia, lo que si debemos buscar, es un marco estrictamente bíblico en la declaración de fe del lugar al que
asistimos, en sus prácticas, gobierno, suficiencia de la escritura, estudio de la
misma y no de manuales hechos por hombres; y por último por que es un mandato de
Dios “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre” (Hebreos 10:25)
PREGUNTA: Qué tan bíblica es su congregación?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN
BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –