martes, 20 de diciembre de 2011

MUCHOS CONOCEN LA HISTORIA


Cuántas personas de su familia conocen al señor Jesucristo? Tal vez su respuesta sea que todos o casi todos y por esto Gloria a Dios!  Pero puede ser algunos pocos o que sólo usted es el bendecido de la familia y esto lo revela el alto porcentaje de personas que no conocen el verdadero sentido de la navidad.
Es por esto que nuestra reflexión de hoy la comenzamos con una frase que no es nuestra; pero que se ajusta al significado del mensaje: Muchos conocen la historia de Jesús; pero muy pocos conocen al Jesús de la historia Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6)
 Esta temporada es una mezcla de alegría y tristeza, en la se conjugan muchas emociones debido a la falta de conocimiento de Dios y su propósito para nuestras vidas. Tantas vidas sin este y otras que se van al abismo cada día sin conocer de Cristo y su poder salvador “el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” Apocalipsis 20:15)

Vemos con tristeza como las personas se debaten en un torbellino de compras, la comida, el licor, la fiesta y toda clase de excesos que no dejan más que frustración emocional, económica y la más importante: La espiritual!

Como creyentes en el Salvador, esta es una muy buena oportunidad para compartir de Él y de esa vida nueva que Dios nos ofrece. Su propósito al venir al mundo, no fue propiciar ninguna clase de excesos, fue para que usted y yo restauremos nuestra relación rota con Dios “ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
Reconocer nuestra condición de alejamiento de la voluntad de Dios, nuestra necesidad de perdón y por último lo imperativo de reestablecer esa relación rota entre Dios y nosotros, es el comienzo de una buena navidad. Pasar de muerte espiritual a vida y ser trasladados de nuestra condición creaturas de Dios para ser tenidos como hijos suyos hace la gran y definitiva diferencia eterna. “a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12)
Todo puede lucir muy bonito. El árbol, el pesebre, las luces, los fuegos pirotécnicos, la iluminación de las casas y ciudades, el frenesí propio de la temporada; pero qué hay de un mañana o una eternidad sin Dios y en la más profunda oscuridad?

PREGUNTA: Ya conoce usted al Jesús de la historia?
MEDITELO Y DECIDA YA
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –