jueves, 15 de diciembre de 2011

CONFUSIÓN

En un mundo lleno de confusión, en el que los valores y principios están de cabeza, los seguidores de Cristo deberían ser luz. A eso estamos llamados; pero tal parece que esa confusión viene minando aún a aquellos que deberían hacer la diferencia.

Es una realidad que la vida del Creyente se debate entre corrientes de extremo y cada día vemos como estos extremos terminan en sectarismos que no hacen ningún bien a la obra de Dios “Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?” (1Corintios 3:4)

La Biblia nos enseña que como hijos adoptivos de Dios, hemos sido llamados a libertad; pero qué hay cuando usamos de esta para vivir como si no fuéramos diferentes al mundo? “a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13)
Los límites no son claros para muchos; pero lo que si es cierto, es que “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta.” (Números 23:19) como algunos quieren mostrar, para generar confusión y por consiguiente división. Con el Señor se es o no y un día dirá “por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:16)

Nunca va a tolerar conductas ambiguas y cuando lleguemos a su presencia pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda” (Mateo 25:33), mostrando las equivocadas interpretaciones de la Palabra, cuando se creía estar haciendo lo indicado  y escucharemos “no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad” (Lucas 13:27)

Cómo mantener ese vital equilibrio sin caminar en el peligroso terreno de la permisividad o exageración?. La Biblia habla claramente de lo que ocurre hoy en 2 Timoteo 4:3 y esto gracias a que nada de lo que ha pasado, pasa o de lo que viene es ajeno a Dios. En razón de esto es que el señor Jesucristo hizo esta petición “a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros” (Juan 17:11); pero también espera que hagamos uso del discernimiento y sabiduría que nos da.

Como quiera que sea, es nuestro deber sujetarnos a la Biblia, estudiarla y de la mano de Dios buscar la verdad, para llevar una conducta acorde a Su voluntad. En este libro es Dios quien habla y sólo vamos a entender Su propósito, cuando dispongamos nuestro corazón para creerle y obedecerle sólo a Él por encima de nuestra propia opinión o intereses.

PREGUNTA: Es la Biblia su herramienta de estudio?

MEDITELO Y DECIDA YA
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 -