jueves, 13 de octubre de 2011

SOLOS ?


Como padres, muchas veces hemos experimentado dolor  frente a las circunstancias que atraviesan nuestros hijos. Ellos padecen alguna enfermedad; pero la sentimos como propia. No sólo en lo que tiene que ver con las físicas, también los padres sentimos sus reveces emocionales y más aún los espirituales. Cuando eran niños, los llevábamos al proceso de vacunación. Nos dolía verlos llorar y hasta los sosteníamos mientras el médico o la enfermera realizaban el procedimiento; pero nuestro consuelo era estar haciendo lo indicado, preservarlos de algo mucho más grave en el futuro, no importando el dolor que sentíamos.
Algunos de estos pequeños hoy adultos, recordaran como sus padres, colaboraban en algo que les infringía dolor; pero sólo ahora lo pueden comprender.
Este es un ejemplo cercano, que se ajusta a lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo por los que hemos llegado a ser hijos suyos. Dios en su plan de salvación tuvo que entregar a su Hijo para ser sacrificado. 
Imagina usted qué sintió Dios cuando lo entregaba al escarnio y muerte por una humanidad pecadora y rebelde?  Si usted es padre, cree que no dolió? Por supuesto que si! Y que habrá pasado por la mente de Jesús como hombre, cuando sentía los clavos en sus manos y pies?. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos 15:34)  Dónde esta mi Padre? Me dejó solo?
No, Él confió “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9) Si esto hizo el señor Jesucristo, porqué nosotros cuestionamos a Dios cuando pasamos por momentos difíciles y no lo sentimos al lado?
Si Dios Padre sufrió por su Hijo, será que Él no sufre por aquellos que ha hecho sus hijos también? Por supuesto que si! que "en toda angustia de ellos él fue angustiado" (Isaías 63:9 )
El Señor se preocupa por la suerte de toda su creación y está esperando que lo reciban; pero sufre por lo que pasa en cada uno de Sus hijos y cuando tengamos la sensación de soledad en nuestro circunstancia “Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré” (Salmo 91:15) y tendremos la seguridad de Su control en todo lo que nos pasa.
Los niños del ejemplo, sólo llegaron a comprender el cuidado y sufrimiento de sus padres años  más tarde cuando maduraron. Como creyentes e hijos de Dios, debemos buscar Su sabiduría y discernimiento para madurar y entender, que en cada cosa que pasa en nuestras vidas, Él está ahí.
Recuerde que Él es nuestro Padre!
PREGUNTA: Se ha sentido alguna vez sin la compañía de Su Padre?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 -