jueves, 8 de septiembre de 2011

EL PERDÓN


El perdón es uno de los ejercicios espirituales más difíciles de practicar; pero no por esto queda excluido de los principios para ser obedecidos delante de Dios. No es fácil; pero es posible y es posible únicamente cuando se dispone nuestro corazón.
La falta de perdón es algo que se enquista en nuestras vidas generando raíces de amargura, falta de paz, discordia, hostilidad y sentimientos traducidos en vidas infelices y estériles. El asunto es tan grave, que suele reflejarse en la parte espiritual y física; pero con un solo perjudicado: “aquel que no perdona” y que entra a estorbar nuestra relación con Dios abriendo espacio para las actividades del enemigo.
Podríamos hablar inclusive de una condicionalidad por parte de Dios para perdonarnos cuando decimos “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:11) En otras palabras, Dios espera que nosotros perdonemos para ser perdonarnos.
Vale la pena leer completo el relato que viene, pues quiénes somos nosotros, para no perdonar a nuestro prójimo luego de haber recibido un perdón tan grande de parte de Dios? 
“….le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda……Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes……..postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él NO quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda………….su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia………como yo tuve misericordia de ti? ……Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas” (Mateo 18:24-35)
Un talento representaba 20 años de trabajo con un salario mínimo y este hombre debía 10.000, algo así como 60 millones de denarios, unos 3.245.400 euros de hoy. Sin embargo le fueron perdonados cuando pidió misericordia; pero el segundo hombre debía solo 100 denarios que equivalen al 0.0000016% de los diez mil talentos. Ciertamente muchísimo menos que la primera deuda y de ahí el enojo del señor que le había perdonado, pues la primera era una deuda impagable.
Dios nos perdona lo impagable de nuestros pecados y la Biblia dice que “todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia” (Isaías 64:6); pero que Él echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miqueas 7:19) al reconciliarnos con Él en su hijo Jesucristo.
Esto implica una doble responsabilidad para nosotros de perdonar a los que nos hacen algún mal y debemos ver esta practica del perdón dentro del marco de la obediencia a Dios, y como el mismo “Jesús dijo: No digo que perdones hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22)
 PREGUNTA: Con qué frecuencia y facilidad perdona usted?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –