jueves, 2 de junio de 2011

PORQUÉ PECAMOS?




Este es un tema que nos concierne a todos. Cada mañana al calzarnos para salir a las actividades cotidianas, nuestro propósito es mantenernos  a lo largo del día, al margen de cualquier cosa que consideramos mala o desagrade a Dios en el caso de los creyentes. Sin embargo, encontramos que al regreso a casa y al quitarnos este mismo calzado para disponernos a descansar, hemos fallado en el intento.
Lo que hago y cómo lo hago, lo que digo y cómo lo digo, lo que pienso y cómo lo pienso. Aquellas cosas que tengo  incorporadas a mi vida como simples “malos hábitos”; pero que son producto de mi naturaleza caída en Adán, que en la Biblia tienen el claro nombre de pecado y nos define así: “No hay justo, ni aún uno” (Romanos 3:10)
Tal vez en algún momento de mi vida, alguien ha tratado de explicarme la razón de mi caída constante y compartirme la solución. No obstante, he preferido evadir mi responsabilidad y no queriendo escucharla, me sigo preguntando: ¿Por qué caemos?
El apóstol Pablo describe claramente nuestra condición: “…Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago……! Miserable de mí” (Romanos 7:15,25a)  En estos versículos y a lo largo de todo el libro de romanos, se explica el porqué. Otra cosa es que obstinadamente nos rehusemos a escuchar y a aceptar.
Sigue diciendo: ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?...Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (Romanos 7:24b,25a) y queda más claro aún, que la única solución efectiva para cambiar mi vida es el señor Jesucristo.
Qué debo hacer?
-       Reconocer mi condición de pecador:”Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
-       Reconocer mi necesidad de Cristo: “ Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6)
-       Recibir a Cristo en mi corazón: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser llamados hijos de Dios” (Juan 1:1)
Basado en esta evidencia bíblica, puedo decir con seguridad, que nunca podré hacer lo que agrada a Dios, si antes no me he puesto a cuentas con Él. Sólo cuando he aceptado a Cristo, el Espíritu Santo viene a morar en mí y me presta esa ayuda efectiva. Es importante tener en cuenta, que no lo voy a lograr sin su ayuda. No voy a alcanzar  perfección; pero sí tendré la posibilidad de dar una lucha eficiente contra del pecado. Dice la Biblia, que la perfección sólo se logrará, una vez que el Señor nos haya llevado y transformado; pero de esto hablaremos en otra reflexión.
Tal vez sea muy fácil ir por la vida haciendo caso omiso de esta verdad tan clara y pensando que esto no nos concierne a nosotros; pero qué habrá después de la muerte o qué pasará si el Señor Jesús viene hoy por Su iglesia?
PREGUNTA: Todavía cree usted que no necesita de Cristo?
MEDITELO Y DECIDA YA!
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960