jueves, 20 de marzo de 2025

GRACIA Y PAZ

Este es el saludo del apóstol Pablo en sus cartas como parte de su trasfondo judío y más cuando hablamos de que él era uno excepcional, fariseo de fariseos y educado a los pies de un afamado erudito y maestro de la época “…amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Romanos 1:7).

Luego pasaba a presentarse tal y como lo hacemos nosotros, pero en sus días las cartas llevaban la firma del remitente al principio y no al final como lo hacemos  en la actualidad.

De esta gracia y esta paz, se desprenden dos mensajes de muchísimo interés para cualquiera que nos lea. Dos que hacen la diferencia de todo ser humano y sin las cuales no heredaran lo ofrecido por Cristo.

Para comenzar y sin pretender ser dogmáticos, queremos brevemente dejar ver la importancia de la gracia, que en adelante en este mensaje y como siempre lo hacemos en reflexión será Gracia.

Las implicaciones  la Gracia en la vida tanto de incrédulo como del creyente son totales. Podemos hablar de que es todo o nada, Gracia o muerte eterna, Gracia y Dios o separación eterna.

No sabemos si usted alguna vez ha contemplado la palabra “eternidad”, si se ha sentado a reflexionar sobre lo que representa o sólo se limita a ver el hoy. El maravilloso Dios que tenemos, el Señor de la Biblia es eterno.

Y además de esto ha puesto esa eternidad en cada ser humano Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos;…” (Eclesiastés 3:11a). El espacio de tiempo que pasamos en la tierra es apenas el comienzo de lo que se viene para bien o para mal.

De ahí la importancia de dimensionar lo que hace la Gracia de Dios en nuestras vidas. De ver lo que está haciendo esa condición de pecado adquirida sin pedirla siquiera y de la que debemos salir.

Esa condición nos separa de Dios desde ya por una eternidad y venimos sin entenderla “,…sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11b).

Así las cosas, el regalo del Señor en su Hijo Jesús no es un asunto de subestimar o dilatar. Bien sabido es que si usted no recibe a Cristo hoy cuando se lo presentan, lo  más seguro es que nunca lo haga.

La Gracia de Dios nos da acceso a lo que no tendríamos derecho ni haciendo nuestro mejor esfuerzo (obras) en todos los años que nos preste “…siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24). Esa Gracia hace y hará la diferencia en nuestra vida presente y eterna.

REFLEXIÓN: Un regalo de semejantes implicaciones no se puede rechazar o posponer!

REFLEXIONAR ES INHERENTE AL SABIO!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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