En la creación perfecta de Dios todo
era bueno y muy bueno “Y vio Dios
todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”
(Génesis 1:31). Todo estaba calculado para que el hombre y su compañera
tuvieran una existencia ideal y lo vemos en el verso, cuando terminó el día
sexto.
No obstante y como parte de algo
previsto por el Señor, ellos pecaron y terminaron con ese estado ideal, fueron arrojados
del Edén y su acceso fue asegurado con algo muy especial para que no pudieran
regresar “Echó, pues, fuera al
hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida
que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:24).
Así y las cosas, Dios
tuvo y con gran pesar, que sacar al hombre y a su mujer de esa creación
diseñada para ellos. Ya estaban
conscientes de su condición de pecado y lo mostraron cuando se escondieron de Su
llamado “…Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo,
porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3:10).
A pesar de todo y
desde ese momento Dios mismo se ha ocupado de sus necesidades; les diseñó
prendas para vestir cubriendo así su desnudez “Y
Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3:21).
Por esto no es de
extrañar que siga haciendo esta provisión, así como provee la comida y el techo.
El señor Jesús lo expresó claramente cuando dijo a los que le rodeaban “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué
comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis” (Lucas 12:22).
Hoy hemos citado
varios versos y no uno solo, pues la palabra de Dios es especialmente rica en
ofrecimientos, promesas y entrega todas las seguridades para el hombre que quiere
creerle.
No exagera cuando dice “Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni
hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de
ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es
echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?” (Lucas
12:27,28). Salomón fue un hombre muy rico, pero ni siquiera él se vistió con la
excelencia de una flor común.
El Señor hace un derroche de ofrecimientos y
no como las nimiedades que dan los hombres. Cada día vemos ofertas que tienen
fecha de vencimiento o hasta que haya existencia; no obstante los ofrecimientos
de Dios siempre están vigentes para cuando usted quiera.
El único requisito es creer genuinamente y
cuando hacemos esto, empezamos por aceptar esa condición que reconocieron Adán
y Eva al salir del huerto. Somos pecadores y estamos destituidos de la Gloria
de Dios.
Cuando le creemos, comenzamos por aceptarlo y
buscamos la única opción posible para volver a entrar en el reposo del huerto y
a restaurar esa relación rota: “Cristo”.
REFLEXIÓN: Adán y Eva lo reconocieron frente
a Dios, falta usted!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTA DE GRACIA, LO
QUE DE GRACIA RECIBE!
Síganos
en Twitter:
@ReflexionBi