jueves, 11 de abril de 2019

LA ROPITA


En la creación perfecta de Dios todo era bueno y muy bueno “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Todo estaba calculado para que el hombre y su compañera tuvieran una existencia ideal y lo vemos en el verso, cuando terminó el día sexto.
No obstante y como parte de algo previsto por el Señor, ellos pecaron y terminaron con ese estado ideal, fueron arrojados del Edén y su acceso fue asegurado con algo muy especial para que no pudieran regresar Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:24).
Así y las cosas, Dios tuvo y con gran pesar, que sacar al hombre y a su mujer de esa creación diseñada para ellos.  Ya estaban conscientes de su condición de pecado y lo mostraron cuando se escondieron de Su llamado “…Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3:10).
A pesar de todo y desde ese momento Dios mismo se ha ocupado de sus necesidades; les diseñó prendas para vestir cubriendo así su desnudez “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3:21).
Por esto no es de extrañar que siga haciendo esta provisión, así como provee la comida y el techo. El señor Jesús lo expresó claramente cuando dijo a los que le rodeaban “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis” (Lucas 12:22).

Hoy hemos citado varios versos y no uno solo, pues la palabra de Dios es especialmente rica en ofrecimientos, promesas y entrega todas las seguridades para el hombre que quiere creerle.
No exagera cuando dice “Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?” (Lucas 12:27,28). Salomón fue un hombre muy rico, pero ni siquiera él se vistió con la excelencia de una flor común.
El Señor hace un derroche de ofrecimientos y no como las nimiedades que dan los hombres. Cada día vemos ofertas que tienen fecha de vencimiento o hasta que haya existencia; no obstante los ofrecimientos de Dios siempre están vigentes para cuando usted quiera.
El único requisito es creer genuinamente y cuando hacemos esto, empezamos por aceptar esa condición que reconocieron Adán y Eva al salir del huerto. Somos pecadores y estamos destituidos de la Gloria de Dios.
Cuando le creemos, comenzamos por aceptarlo y buscamos la única opción posible para volver a entrar en el reposo del huerto y a restaurar esa relación rota: “Cristo”.
REFLEXIÓN: Adán y Eva lo reconocieron frente a Dios, falta usted!
REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTA DE GRACIA, LO QUE DE GRACIA RECIBE!
Síganos en Twitter:  @ReflexionBi