En los versos de hoy, encontramos que religiosos
como Caifas y otros, entendieron lo que
estaba pasando con el Señor Jesús “Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote
aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación” (Juan 11:51). Éste recibió de parte de Dios la oportunidad de ver al
Salvador y a pesar de la ceguera espiritual que parecía imperar en todos
los que le rodearon, fue uno de los que reconocieron al Cristo.
Como ocurre en la actualidad, son
apenas unos pocos los que inclinan sus oídos a la Palabra y los demás son
llevados por la masa a veces imberbe que busca sólo al mundo. Ignorante no por
la falta de conocimiento, sino a veces en
un exceso de humanismo que no les permite entender la sencilla palabra de Dios.
Un soldado fue también objeto del
mensaje del Salvador y reconoció quién era el crucificado justo frente a la
cruz del Calvario “Y el centurión que estaba frente
a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39). Desde el religioso
prestante y reconocido como Caifas, hasta el soldado de la tropa vieron en este
hombre a alguien especial.
No podemos decir que sólo en ese
tiempo estuvieron cerca de Jesús, hoy también lo tenemos, pero no queremos
verlo. Si los hombres de ese entonces caminaron al lado de Él, lo escucharon y
vieron sus milagros; hoy tenemos al Espíritu Santo haciendo los mismos, pero de
otra forma.
Lo realmente importante en todo esto,
es la capacidad de sustraer nuestro entendimiento y corazón del trajín diario y
reconocer que hay algo y evidentemente “Alguien” que hace la diferencia para la
humanidad.
En la antigüedad lo reconocieron hombres
como Abraham, Gedeón o David; muchos años más tarde varones como Wesley o
Newton; y más acá otros como Martin Luther King o Moody y hoy nosotros.
No esperemos más testigos sobre alguien
que no los necesita; sólo basta la fe. Esa que Dios mismo nos presta si la
queremos recibir al igual que la salvación; no pretendamos escondernos detrás
de la excusa de que habrá más tiempo.
Eso es lo que no hay, tal vez a
algunos les sean dados unos meses o años más; pero no sabemos para usted y para
mí. A lo mejor sean días, horas o sólo minutos, y no se trata de imprimir miedo,
pues ésta es apenas una parte del proceso en el plan de Dios; sólo queremos ser
realistas.
Esta mañana lo comentaba con la gentil
vendedora de un almacén; le decía que mi próximo cumpleaños es el domingo que
viene. Hoy es jueves y la verdad no sé si llegue a ese día; lo maravilloso de
esto es, que como para Pablo, “…para mí el vivir es Cristo, y el morir es
ganancia” (Filipenses 1:21)
Disponga su corazón y vea lo que por
Gracia ya hemos visto muchos!
REFLEXIÓN: No hay peor siego que el
que no quiere ver!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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QUE DE GRACIA RECIBE!
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