Dentro de las diferentes conductas del
ser humano, encontramos unas coherentes, pero la gran mayoría son erráticas y
sin sentido. Con todo y esto, la sociedad actual no importando su contexto o
nivel económico, se considera a si misma de las más capaces en la historia.
Desde tiempos antiguos encontramos a
Dios dando instrucciones precisas en todo sentido y en procura del bienestar su
creación, no obstante, el hombre siempre quiere buscar pelo blanco en gato negro.
El religioso dice entregar las cosas a
Dios, pero termina haciendo su voluntad con resultados apenas obvios. Salvo por
un silencio de cuatrocientos años luego de un periodo de desobediencia, el
Señor siempre ha estado en comunicación con los hombres.
Esa voluntad no sólo fue expresada
verbalmente como en el caso de Moisés, sino que se la escribió en tablas de
piedra y no una vez, sino dos veces pues Moisés rompió las primeras.
Los
profetas la recibían por varios medios y vemos cómo termino plasmada en la Torá
(libro de la ley) que seguían los judíos. En esta reflexión queremos resaltar una vez más, la falta de voluntad para
apegarse a las instrucciones de Dios. Encontramos a un hombre pagano en tiempos
previos a Jesús, preguntando dónde debía nacer el Mesías de Israel “…convocados todos los principales
sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el
Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el
profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá…“ (Mateo
2:4,5,6).
Estos hombres sabían dónde, pero para
nada les preocupó divulgarlo al pueblo; esto se ve claramente en la respuesta que
dieron a Herodes cuando indagaba el lugar. Los sabios no tenían idea y fueron
guiados por Dios con una estrella.
Lo que sigue inquietando, es porqué si
esto era del conocimiento de los religiosos de la época, no se alegraron o
prepararon para recibirlo; otras hubieran sido las circunstancias de Jesús y
sus padres si esto hubiera sido de dominio público.
Obviamente esto forma parte del plan
meticulosamente diseñado por Dios y de haberse sabido, Jesús tampoco hubiera
nacido en un palacio para ser reconocido como el Mesías. El Salvador tenía que
pasar por todas esas circunstancias tan conocidas por nosotros, para ser objeto
no sólo de salvación, sino principio de fe.
Era sólo así que los verdaderos
creyentes la desarrollarían y no como pasa con los líderes del mundo; hombres
que llaman la atención por su erudición, riquezas o maquinarias corruptas que
los respaldan.
De esta manera, un día no lejano estaremos
frente a un líder mundial que será la antítesis del Salvador, que deslumbrará a
todos; pero será apenas el representante de Satanás en la tierra.
Un día Jesús oró y agradeció por aquellos
que cientos de años más tarde creerían en Él y sin verle de primera mano. La fe
es un elemento tan disponible como esquivo para el hombre; es algo que Dios
mismo da; pero debemos estar dispuestos a recibirla.
REFLEXIÓN: Al que cree sólo le basta
con creer y al que no, sólo le resta zozobra!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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