Esta
es una temporada en la que todo parece diferente, la sola palabra Navidad hace
que no importando lo malo que haya sido el año, todo se ve con otros ojos. Tal
vez las expectativas eran muy elevadas y sólo se lograron unos modestos
resultados, tal vez se perdió a alguien de la familia; pero Navidad es otra
cosa.
En
unas partes del mundo se celebra con pompas y regalos, en otras ni se percibe;
pero el sólo concepto marca la diferencia. Muchos basan este tiempo en los
regalos, lo material es la prioridad, el Santa o Papá Noel y en ese orden de
ideas todo este alboroto cesa la noche de navidad.
Otros
dedican este tiempo para pensar en el personaje que sin ir tan lejos dividió la
historia, pero cuál es el enfoque que se le debe dar a esto. Hoy queremos
invitarlo a reflexionar sobre el
asunto y lo haremos con una sola pregunta: Para usted quién es Jesús?
Es
Jesús para usted ese Hijo de Dios que realmente dividió la historia del mundo,
o no pasa de ser el niño Dios?. Desafortunadamente las religiones tradicionales
se quedan con la mitad.
En
el caso de los que creen en el Dios de la Biblia dentro de la tradición,
podemos decir que para ellos la navidad y sin tener en cuenta todas las aristas
históricas que rodean el nacimiento de Jesús en cuanto a fechas y demás, la
tendencia es a quedarse sólo en el niño que nació.
Es
por esto que la reflexión habla de no
quedarse sólo con la primera mitad y desechar la más importante. En ésta parte
sólo vemos al Hijo de Dios traído al mundo por un hecho sobrenatural y no se
dimensiona suficientemente su venida.
La
segunda parte de la historia es la más importante, es la del Hijo de Dios, que
muere y resucita por la humanidad. Ésta es la cumple con el propósito de Dios
Padre para todos nosotros; pero debemos aceptarla.
Ésta
es la que hace la definitiva diferencia entre la vida y la muerte espiritual.
No basta con creer en un Dios lejano y sólo acomodarnos a una navidad que para
nada transforma, se trata de ir más allá, a aquella en la que por obra y gracia
soberana Dios nos salva en Cristo.
No
es sólo el nacimiento del niño Jesús, es el comienzo del proceso salvador de un
Cristo inocente, de uno que murió por los pecadores, por usted y por mí y que
no sólo se queda en los regalos y las vacaciones.
En
dónde está usted querido lector, en el sólo nacimiento o en la muerte y
resurrección; en el niño Dios o como dijo Pedro “…Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo
16:16).
REFLEXIÓN:
Lo importante no es quedarse en el principio; sino llegar al final!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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