martes, 4 de diciembre de 2018

MÁS QUE AFORTUNADOS


Pareciera que en el mundo existen sólo dos tipos de personas, las que van y las que vienen y en el contexto bíblico los que creen y los que no. A lo largo de la historia de la humanidad y en lo que tiene que ver con la Biblia, ésta ha sido la constante.
Aquellos que endurecen su corazón y se sustraen de la maravillosa posibilidad de estar cerca de Dios. Encontramos en el comienzo un Caín y podemos ver una especie de descendencia en este sentido.
Muchos ejemplos de hombres y mujeres que decidieron conscientemente ser esos elementos que rechazan creer en y al Dios Creador. Esta es todavía una regla y desafortunadamente son muchos más los que deciden rechazarle, que los que le buscan.
Por otra parte encontramos a un Abel y los suyos, que quisieron desde el mismo comienzo encajar dentro de los parámetros del Dios viviente. Era tan sencillo ofrecer un sacrificio agradable al Señor, como también lo fue hacer lo contrario para Caín.
Hoy y como creyentes es nuestro deber y debe ser nuestro placer hacer, pensar y decir lo que le agrada a Dios. La biblia dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” (Romanos 12:1).
No obstante y lo que dice en la Palabra, luego de creer; no es fácil sacar adelante estos sencillos requerimientos. Nuestra carne se manifiesta cada vez que le damos la oportunidad, y de ahí la importancia de mantenernos cerca de la Palabra.
Una cosa es creer y otra muy diferente mantenerse en el sitio que Dios espera de nosotros. Pareciera que esa herencia de Caín no está muy lejos de todos nosotros, pues es más fácil hacer lo malo que lo bueno.
Estamos rodeados de un mundo caído y cuánta tristeza da compartir el mensaje de Cristo y no obtener resultado alguno. Es cierto que Dios es quien hace la obra en los corazones; pero como hombres quisiéramos obtener buenos resultados cada vez que lo compartimos.
Suficiente pesar da ver nuestro entorno, familia y amigos que parecieran no entender algo tan básico. Su entendimiento enajenado y lejano “…teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4:18).

Mujeres y hombres  mayores con una vida de apariencia piadosa; pero que no entienden lo básico de su vida. De ahí la maravillosa del Señor Jesús cuando dijo: “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron(Juan 20:29).
REFLEXIÓN: El creyente es bienaventurado por donde se le mire!
REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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