Pareciera que en el mundo existen sólo
dos tipos de personas, las que van y las que vienen y en el contexto bíblico
los que creen y los que no. A lo largo de la historia de la humanidad y en lo
que tiene que ver con la Biblia, ésta ha sido la constante.
Aquellos que endurecen su corazón y se
sustraen de la maravillosa posibilidad de estar cerca de Dios. Encontramos en
el comienzo un Caín y podemos ver una especie de descendencia en este sentido.
Muchos ejemplos de hombres y mujeres
que decidieron conscientemente ser esos elementos que rechazan creer en y al Dios
Creador. Esta es todavía una regla y desafortunadamente son muchos más los que
deciden rechazarle, que los que le buscan.
Por otra parte encontramos a un Abel y
los suyos, que quisieron desde el mismo comienzo encajar dentro de los
parámetros del Dios viviente. Era tan sencillo ofrecer un sacrificio agradable
al Señor, como también lo fue hacer lo contrario para Caín.
Hoy y como creyentes es nuestro deber
y debe ser nuestro placer hacer, pensar y decir lo que le agrada a Dios. La
biblia dice: “Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” (Romanos
12:1).
No obstante y lo que dice en la
Palabra, luego de creer; no es fácil sacar adelante estos sencillos
requerimientos. Nuestra carne se manifiesta cada vez que le damos la
oportunidad, y de ahí la importancia de mantenernos cerca de la Palabra.
Una cosa es creer y otra muy diferente
mantenerse en el sitio que Dios espera de nosotros. Pareciera que esa herencia de
Caín no está muy lejos de todos nosotros, pues es más fácil hacer lo malo que
lo bueno.
Estamos rodeados de un mundo caído y
cuánta tristeza da compartir el mensaje de Cristo y no obtener resultado
alguno. Es cierto que Dios es quien hace la obra en los corazones; pero como
hombres quisiéramos obtener buenos resultados cada vez que lo compartimos.
Suficiente pesar da ver nuestro
entorno, familia y amigos que parecieran no entender algo tan básico. Su
entendimiento enajenado y lejano “…teniendo el
entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de
su corazón” (Efesios 4:18).
Mujeres y hombres mayores con una vida de apariencia piadosa;
pero que no entienden lo básico de su vida. De ahí la maravillosa del Señor
Jesús cuando dijo: “Jesús le dijo: Porque me has
visto, Tomás, creíste; bienaventurados
los que no vieron, y creyeron” (Juan
20:29).
REFLEXIÓN: El creyente es
bienaventurado por donde se le mire!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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