El tiempo se mide de manera normal en
siglos, años, meses, semanas, días horas, minutos y segundos; existen otras
subdivisiones que se tiene en cuenta para los largos o minúsculos periodos del
mismo; pero el tiempo justo, es el límite entre acudir temprano o tarde.
Algo que se elogia en una cita es la
puntualidad y a los ingleses se les ha distinguido aunque ya sólo de nombre, por
acudir en la hora indicada; pero más por disciplina que por convicción.
En cambio el llegar tarde siempre ha
sido criticado, se considera una falta de respeto y ya hoy hasta se acepta como
algo normal. Cuando los novios van al altar, simplemente se cuenta con que la
novia siempre llega tarde y hasta de dice que novia que se respete se hace
esperar.
Esto es algo que se ha enquistado en
la cultura del mundo, al igual que otras formas de falta de respeto hacia el
prójimo y el llegar temprano se ve como algo anormal. Ya no se responde
cumplida y cortésmente un correo electrónico, y se identifican formas groseras
de hacerlo con la más usual que es escribir en mayúsculas.
El verso que nos ocupa en esta reflexión habla de llegar a tiempo; expresa
que nunca es demasiado temprano para tomar la decisión por Cristo y que habrá
un demasiado tarde. Un día todo ser humano enfrentará su destino eterno y de
ésta decisión dependerá el boleto de ese viaje.
El que la tomó tendrá la bendición de
ir en algo muchísimo mejor que en la primera clase de la aerolínea más costosa
al cielo, y el que no lo hizo, habrá decidido ir en el peor medio de transporte
al infierno.
Un día el que creyó habrá de ir al
Tribunal de Cristo y el que no al juicio del Gran Trono Blanco. Hay una
diferencia sustancial y eterna entre estas dos opciones; se trata de estar con
Dios o sin Él por la eternidad “Porque dice: En
tiempo aceptable te he oído, Y en día de
salvación te he socorrido. He
aquí ahora el tiempo aceptable;
he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2).
Posponer esta decisión es la
diferencia entre la vida y la muerte; hay un verso que lo dice todo en éste
sentido “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién
será?” (Lucas 12:20).
Nadie sabe cuándo será llamado por
Dios o como dice el verso pedido por Satanás; ésta es una cita ineludible
y se dará en cualquier momento; tal vez
hoy usted o yo no regresemos a nuestra casa terrenal.
Ojalá querido lector usted sea de los
que está preparado para esa cita, que tenga en su corazón todo el deseo de
llegar puntual o como me enseñaron, llegar diez minutos antes y no uno tarde.
REFLEXIÓN: Es muy importante llegar a
tiempo, pero es más importante saber a dónde va!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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