jueves, 27 de diciembre de 2018

DIEZ MINUTOS ANTES


El tiempo se mide de manera normal en siglos, años, meses, semanas, días horas, minutos y segundos; existen otras subdivisiones que se tiene en cuenta para los largos o minúsculos periodos del mismo; pero el tiempo justo, es el límite entre acudir temprano o tarde.
Algo que se elogia en una cita es la puntualidad y a los ingleses se les ha distinguido aunque ya sólo de nombre, por acudir en la hora indicada; pero más por disciplina que por convicción.
En cambio el llegar tarde siempre ha sido criticado, se considera una falta de respeto y ya hoy hasta se acepta como algo normal. Cuando los novios van al altar, simplemente se cuenta con que la novia siempre llega tarde y hasta de dice que novia que se respete se hace esperar.
Esto es algo que se ha enquistado en la cultura del mundo, al igual que otras formas de falta de respeto hacia el prójimo y el llegar temprano se ve como algo anormal. Ya no se responde cumplida y cortésmente un correo electrónico, y se identifican formas groseras de hacerlo con la más usual que es escribir en mayúsculas.
El verso que nos ocupa en esta reflexión habla de llegar a tiempo; expresa que nunca es demasiado temprano para tomar la decisión por Cristo y que habrá un demasiado tarde. Un día todo ser humano enfrentará su destino eterno y de ésta decisión dependerá el boleto de ese viaje.
El que la tomó tendrá la bendición de ir en algo muchísimo mejor que en la primera clase de la aerolínea más costosa al cielo, y el que no lo hizo, habrá decidido ir en el peor medio de transporte al infierno.
Un día el que creyó habrá de ir al Tribunal de Cristo y el que no al juicio del Gran Trono Blanco. Hay una diferencia sustancial y eterna entre estas dos opciones; se trata de estar con Dios o sin Él por la eternidad “Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2).
Posponer esta decisión es la diferencia entre la vida y la muerte; hay un verso que lo dice todo en éste sentido  “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:20).

Nadie sabe cuándo será llamado por Dios o como dice el verso pedido por Satanás; ésta es una cita ineludible y  se dará en cualquier momento; tal vez hoy usted o yo no regresemos a nuestra casa terrenal.
Ojalá querido lector usted sea de los que está preparado para esa cita, que tenga en su corazón todo el deseo de llegar puntual o como me enseñaron, llegar diez minutos antes y no uno tarde.
REFLEXIÓN: Es muy importante llegar a tiempo, pero es más importante saber a dónde va!
REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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