martes, 7 de junio de 2016

LA QUEJA



Esta es una de las características de la condición caída del hombre. Nos quejamos por que si y nos quejamos por que no. Del gobierno, del costo de vida, del sistema de salud o de la suegra y sus actitudes; siempre hay un motivo y sería bueno sopesar hasta dónde es indicado hacerlo.

Si vamos al Antiguo Testamento, encontramos un pueblo de una queja permanente y que terminó irritando a Dios. Más parece una condición inherente al ser humano y no algo adquirido; pero cualquiera que sea el caso, que importante proponernos sacarlo de nuestras vidas.

Podemos afirmar entonces, que una queja constante obstruye la bendición y termina por marginarnos de ella. En el caso del pueblo hebreo, nos encontramos con que Dios lo consideró rebeldía y los dejó cuarenta años en el desierto mientras esa generación de queja pasaba “¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan?” (Números 14:27).


Si esto hizo Dios con su pueblo escogido, no veo porqué no lo va a hacer con nosotros, que somos un pueblo adoptado. Tal vez no se de con los incrédulos, que ya tienen suficiente en su condición su propia carga; pero con los que hemos sido recibidos como hijos, Dios debe tomar medidas.

También podríamos decir, que como esto obedece a una condición de caídos, no somos culpables; pero para nosotros, los cristianos, rescatados de esa condición de pecado y en constante santificación, ya se hace inaceptable.

Es cierto que luchamos de manera permanente con esa vieja naturaleza que traíamos; pero es ahí donde estamos en la necesidad de recurrir, a todas las armas que el mismo Señor nos da.

Dios no encomienda una tarea, sin proporcionar las herramientas para hacerla; así que pedir sabiduría por ejemplo, es deber del creyente si quiere saber la forma, de erradicar un mal tan arraigado (Santiago 1:5).

Por último, Dios nos invita a llevar todas nuestras cargas delante de Él, pero con acción de gracias primero. Cuando llegamos con “gratitud por lo recibido” ya no habrá espacio para la queja! (Filipenses 4:6)


REFELEXIÓN: Si con la queja solucionáramos, no habría mejor tarea para hacer!


REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


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