viernes, 13 de mayo de 2016

EL NOMBRE



“Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.” (Isaías 62:2)


En muchas oportunidades a lo largo del relato bíblico, vemos como Dios cambió el nombre de sus seguidores. Para comenzar lo encontramos en el padre del pueblo hebreo, que luego de una serie de situaciones de años en los que evidenció su fe y llegó a ser llamado “amigo de Dios”, dejó de llamarse Abram para pasar a ser conocido como Abraham.


Esto no es una mera simbología, es algo que va mucho más allá de la persona misma y tiene que ver con su carácter, con lo que representa y el propósito para su vida. En el caso de Abraham, lo que iba a representar dentro del plan de Dios para toda una nación.


En tiempos antiguos, el nombre tenía que ver también con la circunstancia en la se que venía al mundo, no hace mucho se acudía al nombre del “santo” del día. Asunto muy diferente hoy, en que todo obedece a la moda o al ícono del momento. No importa si es en otro idioma, si es apellido o nombre de pila, el título de una novela o el modelo de un carro, así se llamará.


No importa si el individuo portador de ese nombre es alguien desprovisto de principios y lleno de vicios, lo que vale es que se llame así. De esta manera se marca a los niños, entrando en un proceso de orden espiritual que termina por definir en gran parte la vida del mismo.


También se dio con Jacob que pasó a llamarse Israel, con Gedeón que se le conoció como Zorobabel y muchos otros. Hoy y dentro del proceso de dispensación de la iglesia para los que no son judíos, el que llega a pies de Cristo recibe un nuevo nombre, que sólo conoce Dios por lo pronto y que nada tiene que ver con este mundo.


La Biblia dice que pasamos a tener otro nombre; puede que nos llamemos Luis, Jorge o Samuel, lo cierto  es que este ya no será nuestro nombre en el “libro de la vida” y que aquel que se nos dé, será el reflejo de lo que Dios tiene para nosotros en la eternidad.


Lo realmente importante de esto, es que ese cambio de nombre hecho por Dios, marca una nueva vida sustraída de todas las luchas del presente en esta naturaleza caída  y sólo tiene que ver con su perfecto plan.


REFLEXIÓN: El cambio de Dios tiene para usted, tiene que ver directamente con su salvación!


REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


¡COMPARTA DE GRACIA, LO QUE DE GRACIA RECIBE!


Síganos en Twitter:  @ReflexionBi