Nadie más parecido a los padres que sus
propios hijos. Los encontramos durante la niñez utilizando sus zapatos, camisas o gesticulando como lo hacen ellos.
Muchas veces sentimos vergüenza, al ver que se parecen tanto en nuestra forma de ser, que han desarrollado hasta aquello que consideramos malo en nosotros.
Muchas veces sentimos vergüenza, al ver que se parecen tanto en nuestra forma de ser, que han desarrollado hasta aquello que consideramos malo en nosotros.
En el orden espiritual encontramos lo
mismo, y vemos como hemos dejado de parecernos al Creador desde la caída en el
huerto. El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis
1:26), no por su apariencia física, por que nadie lo ha visto; pero sí en Su
carácter.
Cuando dejamos de parecernos a
Dios como el Padre creador, pasamos a parecernos al que
gobierna éste mundo; la Biblia dice que el príncipe de éste mundo es Satanás y
no hay que ir muy lejos para encontrar uno que se le parezca (Juan 14:30).
Por cualquier parte encontramos gente
así: “…hombres amadores de sí
mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los
padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos,
infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de
piedad, pero negarán la eficacia de ella“(2 Timoteo 3:2-5) o en nosotros mismos.
Dice que tendrán apariencia de piedad,
pero sus hechos dirán lo contrario; parecerán buenos, pero realmente son como
su padre el diablo (1 Juan 3:10).
Es dificil encontrar alguien que se avergüence de
su similitud con el diablo y por el contrario, da la impresión de que se gozan siguiendo
su ejemplo. El mal está gravemente enquistado en la vida del hombre, podemos decir bíblicamente, que le es inherente y sólo los que aceptan
a Cristo pueden comenzar a cambiar.
Esta es la única manera de comenzar a
parecernos a Dios, imitando a su Hijo “Sed imitadores
de mí, así como yo de Cristo.” (1 Corintios 11:1);
pero que la tarea no se quede ahí, que no sólo parezcamos; sino que seamos
como Él.
No especulamos al decir, que en
cualquier momento el señor Jesús viene por los que son como Él y no por los que
sólo se le parecen o dicen serlo, y los que son como el diablo, ya tienen su destino (Apocalipsis 20:15)!
REFLEXIÓN: Si su vida no refleja a Cristo, su padre no es Dios!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTA DE GRACIA, LO
QUE DE GRACIA RECIBE!
Síganos en Twitter: @ReflexionBi