jueves, 14 de abril de 2016

A LA PUERTA



Cuando alguien toca la puerta de la casa, viene la pregunta sobre quién será?. Puede ser alguien de la familia, el amigo, el vecino, el vendedor de baratijas o el habitante de la calle que pide comida.

Cualquiera que sea caso y el personaje, siempre deja una impresión; pero cuando alguien toca la puerta no de la calle, sino del corazón y con el mensaje de Cristo, más que una impresión deja una invitación De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió” (Juan 13:20).

La Palabra de hoy nos deja ver, como aquel que lleva el Evangelio no el portador de cualquier mensaje. No lleva algo finito y sin trascendencia, lleva la misma vida eterna. Ha sido enviado por el Dios Todopoderoso, y la pregunta es qué haría usted si al abrir, se encontrara al mismo Jesucristo en la puerta?.

Hace tiempo, cuando se mudaba un nuevo vecino al barrio se le saludaba y ofrecía un presente. Cuál sería su respuesta al llevar una sonrisa y una torta de bienvenida  y ser rechazado? Puede imaginar usted lo que piensa y siente Dios, cuando se le cierra la puerta en la cara?

Cuando se trata de un mensaje fuera de contexto y doctrinas de error, la misma Palabra nos llama a rechazarlo; pero cuando la es Biblia la que toca qué?. Es el caso de muchos que somos enviados por medios como este y se nos cierra con un click.

No se preocupe, Dios lo volverá a intentar “…es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9). Conozco personas, a las que Dios ha puesto Su mensaje en la puerta de muchas maneras, en diferentes tiempos y con diferentes emisarios. Él no solo ha tocado la puerta de su casa, sino en el corazón de sus propios hijos y no todavía entienden.

Sólo Dios tiene la potestad de escudriñar el corazón y obrar en perfecta justicia; la “torta” de Dios está servida como bienvenida y con una fiesta en el cielo por cada pecador que se arrepiente; pero esto no será para siempre (Lucas 15:7).

REFLEXIÓN: En la puerta siempre espera alguien y hoy puede ser Dios!


REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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