Cuando alguien toca la puerta de la
casa, viene la pregunta sobre quién será?. Puede ser alguien de la familia, el
amigo, el vecino, el vendedor de baratijas o el habitante de la calle que pide
comida.
Cualquiera que sea caso y el
personaje, siempre deja una impresión; pero cuando alguien toca la puerta no de
la calle, sino del corazón y con el mensaje de Cristo, más que una impresión
deja una invitación “De cierto, de
cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me
recibe a mí, recibe al que me envió” (Juan
13:20).
La Palabra de hoy nos deja ver, como
aquel que lleva el Evangelio no el portador de cualquier mensaje. No lleva algo
finito y sin trascendencia, lleva la misma vida eterna. Ha sido enviado por el Dios
Todopoderoso, y la pregunta es qué haría usted si al abrir, se encontrara al
mismo Jesucristo en la puerta?.
Hace tiempo, cuando se mudaba un nuevo
vecino al barrio se le saludaba y ofrecía un presente. Cuál sería su respuesta
al llevar una sonrisa y una torta de bienvenida y ser rechazado? Puede imaginar usted lo que
piensa y siente Dios, cuando se le cierra la puerta en la cara?
Cuando se trata de un mensaje fuera de
contexto y doctrinas de error, la misma Palabra nos llama a rechazarlo; pero
cuando la es Biblia la que toca qué?. Es el caso de muchos que somos enviados por
medios como este y se nos cierra con un click.
No se preocupe, Dios lo volverá a
intentar “…es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2
Pedro 3:9). Conozco personas, a las que Dios ha puesto Su mensaje en la puerta de
muchas maneras, en diferentes tiempos y con diferentes emisarios. Él no solo ha
tocado la puerta de su casa, sino en el corazón de sus propios hijos y no todavía
entienden.
Sólo Dios tiene la potestad de
escudriñar el corazón y obrar en perfecta justicia; la “torta” de Dios está servida
como bienvenida y con una fiesta en el cielo por cada pecador que se arrepiente;
pero esto no será para siempre (Lucas 15:7).
REFLEXIÓN: En la puerta siempre espera
alguien y hoy puede ser Dios!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
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BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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